Los trastornos del corazón y de los vasos sanguíneos son la principal causa de muerte en todo el mundo. Veamos los más frecuentes.
Pol Bertran Prieto
Microbiólogo, divulgador científico y Youtuber
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Las enfermedades cardiovasculares, es decir, todos aquellos trastornos que afectan al corazón y a los vasos sanguíneos, son la principal causa de muerte en todo el mundo. De hecho, solo la insuficiencia cardíaca y los accidentes cerebrovasculares son responsables cada año de más de 15 millones de muertes.
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Teniendo en cuenta que se registran anualmente unas 56 millones de defunciones, vemos que todos estos trastornos cardiovasculares son auténticos “asesinos”, constituyendo algunas de las afecciones más comunes y a la vez graves del mundo.
De todos modos, estas enfermedades cardiovasculares que veremos a continuación son, excepto casos puntuales, prevenibles. Evitar el alcohol y el tabaco, hacer ejercicio físico, llevar una alimentación sana, someterse a revisiones periódicas en el médico, controlar el peso… Todas estas estrategias son nuestra mejor arma contra estos trastornos.
Qué es una enfermedad cardiovascular?
Una enfermedad cardiovascular es todo aquel trastorno que, después de aparecer por distintas causas, afecta a la estructura o fisiología del corazón y/o de los vasos sanguíneos, haciendo que estos no puedan desarrollar correctamente sus funciones y comprometiendo el estado de salud general de la persona y, en ocasiones, poniéndola en peligro de muerte.
La gravedad de estas enfermedades cardiovasculares radica en el hecho de que afectan directamente al sistema circulatorio, un conjunto de órganos y tejidos de nuestro cuerpo que se encarga de hacer llegar el oxígeno y los nutrientes a todo el organismo, además de transportar las sustancias tóxicas para su posterior desecho.
Por lo tanto, cuando los vasos sanguíneos no pueden trabajar como es debido o, todavía más peligroso, cuando el corazón - el núcleo del sistema circulatorio - está dañado, todo nuestro cuerpo tendrá problemas tanto de captación de nutrientes como de eliminación de residuos.
Estas situaciones son muy graves, pues pueden derivar en la muerte celular de algunos órganos vitales del cuerpo humano, algo que resulta mortal.
Por ello, es importante conocer cuáles son los trastornos cardiovasculares más frecuentes, ya que algunos de ellos, pese a que no presenten demasiados síntomas ni sean alarmantes en primera instancia, tienden a derivar de forma súbita en afecciones más graves que sí pueden poner en peligro la vida de la persona.
Cuáles son las enfermedades cardiovasculares más comunes?
En el artículo de hoy presentaremos las 10 enfermedades del corazón y de los vasos sanguíneos más comunes, detallando tanto sus causas como sus síntomas, así como las formas de prevenirlas y los tratamientos disponibles actualmente.
1. Hipertensión arterial
La hipertensión arterial es una enfermedad cardiovascular en la que la fuerza que ejerce la sangre contra los vasos sanguíneos es demasiado alta, es decir, la presión arterial es más elevada de lo normal.
Las causas son una compleja combinación de factores genéticos, hormonales y de estilo de vida, por lo que la mejor arma para combatirla es adoptar hábitos saludables, vigilando la alimentación, controlando el peso y haciendo deporte.
Uno de los principales problemas es que la hipertensión arterial no da síntomas hasta que la enfermedad ha derivado en un trastorno más grave, momento en el cual puede surgir dolor de cabeza, problemas para respirar e incluso sangrado nasal.
Llegados a este punto, es posible que la persona tenga un riesgo muy alto de sufrir otras enfermedades cardiovasculares más graves como la insuficiencia cardíaca, accidente cerebrovascular, trastornos renales, pérdida de visión…
Como tratamiento, el médico puede recetar medicamentos para rebajar la presión, aunque esto debe ser el último recurso. El mejor tratamiento es la prevención.
2. Infarto de miocardio
Los infartos de miocardio, más popularmente conocidos como “ataques al corazón”, son una de las emergencias médicas más graves ya que si no se actúa de forma inmediata, deriva inevitablemente en la muerte de la persona.
Los infartos de miocardio están causados por un bloqueo de las arterias del corazón - encargadas de suministrarle la sangre - debido a la formación de un coágulo, el cual, a su vez, viene provocado por la presencia excesiva de colesterol en la sangre. Por lo tanto, pese a que la genética y el factor hormonal influyen, en muchos casos es prevenible llevando un estilo de vida saludable.
El tratamiento debe ser administrado lo más deprisa posible y consiste en un aporte externo de oxígeno y en la administración por vía intravenosa de medicamentos, además de someterse a una terapia por desfibrilador si el equipo médico lo considera necesario.
Incluso así, dada la dificultad para que el paciente responda al tratamiento y para que la atención médica llegue a tiempo, los infartos siguen siendo responsables de unas 6’2 millones de defunciones al año.
3. Cardiopatía isquémica
La cardiopatía isquémica es la enfermedad que más mata en el mundo, pues es un trastorno que puede derivar en sufrir infartos u otras afecciones graves del corazón. Consiste en una acumulación de grasas en las arterias coronarias (las que suminstran sangre al corazón), cosa que lleva a una inflamación y un consecuente estrechamiento de las mismas.
Este estrechamiento puede derivar, a la larga, en una insuficiencia cardíaca que resulta mortal de no ser corregida. La cardiopatía isquémica viene causada por el tabaquismo, la mala alimentación, la falta de actividad física, la hiperglucemia, el sobrepeso, la hipertensión… Todos estos factores aumentan la probabilidad de que la grasa se acumule en las arterias.
Pese a que el daño causado al corazón es irreversible, el tratamiento consiste en tomar fármacos antiinflamatorios, además de cuidar la alimentación, controlar el peso corporal, hacer deporte y dejar de fumar, en caso de que se hiciera. Siguiendo estas estrategias se consigue frenar el progreso de la enfermedad, evitando que derive en trastornos letales.
4. Accidente cerebrovascular
Los accidentes cerebrovasculares son la tercera causa de muerte en el mundo. Ocurren cuando el suministro de sangre al cerebro se ve interrumpido, cosa que hace que las neuronas empiecen a morir. De no actuar, esto puede derivar en discapacidades permanentes e incluso en la muerte de la persona.
Las causas son variadas, pues el bloqueo de las arterias cerebrales puede ser debido a traumatismos, compresiones muy fuertes o por problemas del sistema nervioso, aunque lo más común es que sucedan por motivo de la presencia de trombos, los cuales pueden formarse en el propio cerebro o bien hacerlo en el corazón y ser transportados hasta ahí.
Los síntomas son la parálisis de los músculos de la cara, la debilidad en brazos y piernas, problemas para hablar, dificultades para caminar… Hay que solicitar atención médica inmediatamente para recibir un tratamiento que, en función de las circunstancias, consistirá en la administración de fármacos y/o procedimientos quirúrgicos de extracción del coágulo.
Sin embargo, pese a que gracias a estos tratamientos la mortalidad se ha reducido, continúa siendo una de las principales causas de muerte en el mundo y lo más probable es que el paciente quede con secuelas de por vida. Por ello, la mejor estrategia es la prevención, la cual es la misma que para los anteriores trastornos.
5. Embolia pulmonar
Una embolia pulmonar es un bloqueo súbito de alguna de las arterias que suministran sangre a los pulmones, una situación clínica grave que puede ocasionar un daño permanente a estos órganos. Por lo tanto, una embolia pulmonar es potencialmente mortal.
Del mismo modo que pasaba con el accidente cerebrovascular, la embolia pulmonar está causada por la presencia de un coágulo, el cual puede formarse en estas mismas arterias o hacerlo en el corazón y posteriormente ser transportado.
Los síntomas incluyen dificultad para respirar, agitación en la respiración, muchas respiraciones en poco tiempo, dolor en el pecho, aumento de la frecuencia cardíaca, tos con sangre, hipotensión arterial…
El tratamiento debe ser administrado de forma inmediata e igual que pasaba con el anterior, en función de las condiciones, consistirá en fármacos o procedimientos quirúrgicos de extracción del coágulo. De todos modos, prevenir la formación de los coágulos sigue siendo la mejor estrategia.
6. Miocardiopatías
Una miocardiopatía es una enfermedad cardiovascular en la que los músculos cardíacos están dañados, por lo que el corazón no puede funcionar como es debido, una situación que puede derivar en insuficiencia cardíaca, la cual resulta mortal.
Pese a que menudo se desconocen las causas, hay factores que contribuyen al daño a los músculos del corazón: taquicardia, hipertensión, haber sufrido un infarto de miocardio en el pasado, alcoholismo, complicaciones durante el parto, problemas en las válvulas cardíacas…
A medida que avanza la enfermedad y los problemas en los músculos cardíacos se acrecientan, aparecen los síntomas: debilidad y fatiga, hinchazón de extremidades, tos constante, mareos y desmayos, presión en el pecho, falta de aliento…
Para evitar que esto derive en insuficiencia cardíaca o infartos, lo mejor es prevenir su desarrollo. A pesar de que no siempre puede hacerse (a veces la causa es desconocida), hay que apostar por un estilo de vida saludable. De todos modos, existen tratamientos en base a medicamentos, implantación de desfibriladores en el corazón o procedimientos quirúrgicos que pueden ralentizar el progreso de la enfermedad.
7. Síndrome del corazón roto
El síndrome del corazón roto es una condición clínica en la que se produce una alteración temporal en el bombeo normal del corazón a causa de la vivencia de una situación emocionalmente muy estresante, como por ejemplo la muerte de un ser querido, aunque también puede deberse a otras enfermedades de carácter físico.
No se trata de un trastorno grave ya que suele remitir por sí solo al poco tiempo y no hay un daño permanente al corazón. De todos modos, es posible identificarlo por un dolor en el pecho y dificultad para respirar.
No hay prevención posible ni tratamiento efectivo, pues es debido al efecto de las hormonas del estrés que algunas personas producen en cantidades mayores cuando están ante una situación emocionalmente impactante.
8. Vasculitis
La vasculitis es una enfermedad cardiovascular caracterizada por una inflamación de los vasos sanguíneos, cosa que puede provocar su estrechamiento y limitar el flujo de sangre que pasa a través de ellos, dañando a los órganos y tejidos cercanos.
La causa de la vasculitis no está del todo clara, aunque el factor genético es lo que influye más. Además, también se sabe que puede ser debido a que el sistema inmune ataca a las células de los vasos sanguíneos por error, una situación desencadenada por trastornos autoinmunes, infecciones como la hepatitis, cáncer de sangre, reacciones adversas a medicamentos…
Pese a que varían mucho, los síntomas más frecuentes son el dolor de cabeza, la fiebre, la debilidad y la fatiga, el adelgazamiento, el malestar general, dolores en los músculos, sudoraciones nocturnas, etc. No suele ser un trastorno grave, aunque puede afectar a órganos vitales y aumenta el riesgo de formación de coágulos, en cuyo caso sí que es algo serio.
Al ser normalmente de causa genética, no hay prevención posible. El tratamiento consiste básicamente en la administración de medicamentos antiinflamatorios, aunque estas terapias no siempre curan la enfermedad y el paciente puede requerir de tratamiento de por vida para controlarla.
9. Arritmias cardíacas
Una arritmia cardíaca es un trastorno cardiovascular en el que se produce una alteración de la frecuencia de latidos del corazón, haciendo que lata demasiado rápido (taquicardia), demasiado lento (bradicardia) o de forma irregular.
Hay muchas causas que explican su desarrollo, desde factores genéticos hasta de estilo de vida, por lo que en muchos casos es difícil prevenirlas. Normalmente los síntomas incluyen agitación en el pecho, dolor en el tórax, dificultad para respirar, sudoración, mareos o desmayos…
Normalmente no son trastornos graves y no ponen en riesgo la salud de la persona, aunque en los casos más graves pueden derivar en insuficiencia cardíaca o en accidentes cerebrovasculares, por lo que los afectados deben adoptar un estilo de vida sano y someterse a revisiones periódicas.
El tratamiento no siempre es necesario, aunque cuando lo es, este consiste en medicamentos, maniobras de respiración e incluso en un implante de marcapasos.
10. Cardiopatía congénita
Por cardiopatía congénita entendemos todo aquel trastorno de la fisiología o estructura del corazón que está presente desde que la persona nace, por lo que no hay prevención posible. Engloba muchos problemas cardíacos distintos más o menos graves cuyo nexo en común es que la causa de su desarrollo es puramente genética.
Los síntomas y el tratamiento dependerán de la afección en cuestión, pues puede estar relacionada con problemas en los músculos cardíacos, con arritmias, tendencia a la formación de coágulos…
Pese a que la prevención no es posible ya que la persona nace con este defecto, llevar un estilo de vida saludable y huir de las conductas de riesgo es de vital importancia para evitar que estos problemas congénitos deriven en los trastornos que hemos visto anteriormente.
Referencias bibliográficas
American Heart Association. (2004) “International Cardiovascular Disease Statistics”. American Heart Association.
World Confederation for Physical Therapy. (2009) “Cardiovascular disease”. Movement for Health.
Amani, R., Sharifi, N. (2012) “Cardiovascular Disease Risk Factors”. The Cardiovascular System – Physiology, Diagnostics and Clinical Implications.
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