Una extrasístole ventricular es un trastorno del ritmo cardíaco en el que se produce un latido adelantado respecto a la frecuencia cardíaca normal, percibiendo saltos en los latidos. Veamos sus bases clínicas.
Pol Bertran Prieto
Microbiólogo, divulgador científico y Youtuber
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El corazón humano late, de media, 80 veces por minuto. No se detiene en ningún instante y, a lo largo de un día, realiza unos 115.200 latidos. En un año, pues, estamos hablando de 42 millones de latidos. Y suponiendo una esperanza de vida media, el corazón late más de 3.000 millones de veces a lo largo de nuestra vida.
Y no es de extrañar, pues el corazón es el núcleo del sistema cardiovascular, siendo una máquina casi perfecta diseñada para bombear la sangre, permitiendo así que esta llegue, a través de los vasos sanguíneos, a todos (o prácticamente todos) los rincones de nuestro organismo.
Y decimos “casi perfecta” porque, evidentemente, puede sufrir alteraciones en su fisiología. Y aunque todos los problemas relacionados con el corazón hagan despertar las alarmas (al fin y al cabo, los trastornos cardiovasculares son responsables de más del 30% de las defunciones registradas), hay situaciones que no son, en la inmensa mayoría de casos, peligrosas.
Estamos hablando de, por ejemplo, la extrasístole ventricular, un trastorno del ritmo cardíaco en el que se produce un latido adelantado respecto a la frecuencia cardíaca normal. Es una situación muy frecuente y casi siempre benigna que no produce síntomas ni requiere, en la mayoría de ocasiones, de tratamiento. En el artículo de hoy exploraremos sus bases clínicas.
Qué son las extrasístoles ventriculares?
Una extrasístole ventricular es un trastorno del ritmo cardíaco que consiste en un latido adicional, una contracción ventricular prematura en la que se produce un latido adelantado respecto a la frecuencia cardíaca normal de la persona. Es un tipo de arritmia que se percibe como un salto en los latidos del corazón.
Se trata de una arritmia que se produce por una contracción cardíaca irregular que altera el ritmo normal de los músculos cardíacos. La contracción empieza antes de lo que debería por una activación eléctrica anómala originada en los ventrículos, prematura a lo que se produciría en un latido normal.
El síntoma principal de una extrasístole es que se percibe que faltan algunos latidos, con una desagradable sensación de que el corazón “da un vuelco”, según lo describen los propios pacientes. Aun así, la mayoría de casos son benignos y no debe considerarse alarmante siempre y cuando ocurran esporádicamente.
Sea como sea, las extrasístoles ventriculares son muy frecuentes (una de cada dos personas sufren alguna a lo largo de su vida), especialmente entre personas mayores, más sensibles al malestar psicológico y al estrés, así como al consumo de sustancias que estimulan el corazón y a los trastornos cardíacos que pueden alterar su ritmo normal.
En la inmensa mayoría de casos, no requieren de ningún abordaje clínico. Pero cuando son muy habituales, una situación muy poco común, sí que pueden derivar en problemas graves en el corazón a largo plazo, por lo que el tratamiento pasa a ser esencial.
Por qué aparecen las extrasístoles ventriculares?
Las extrasístoles ventriculares aparecen por una activación eléctrica anómala originada en los ventrículos del corazón, que son las cavidades cardíacas inferiores, de forma anómala a lo que se produciría en condiciones normales. Aun así, las causas exactas de por qué ocurre esto siguen sin estar del todo claras.
Al parecer, las alteraciones de los canales iones de sodio, potasio, calcio y magnesio, los trastornos circulatorios locales, las lesiones del músculo cardíaco, alteraciones en la actividad de distintos neurotransmisores, los trastornos electrolíticos orgánicos, etc, podrían explicar su aparición, pero estamos en las mismas: es difícil encontrar las causas exactas.
Sea como sea, sabemos que son trastornos de tipo arritmia muy frecuentes (una de cada dos personas sufre algún episodio a lo largo de su vida), con una incidencia especialmente elevada en personas mayores. Pueden aparecer de forma aislada, en parejas o en rachas, siendo importante recalcar que, cuando suceden más de 3 extrasístoles de forma consecutiva, hablamos de taquicardia.
En la inmensa mayoría de casos, aparecen en personas perfectamente sanas en lo que salud cardíaca se refiere, con unos desencadenantes que parecen ser el estrés emocional, el malestar psicológico, el consumo de sustancias excitantes (como el café o las bebidas azucaradas o energéticas), el consumo de alcohol, la administración de ciertos medicamentos (los fármacos para tratar el asma tienen relativa tendencia a ocasionar extrasístoles) y los problemas en las concentraciones en sangre de distintos electrolitos.
Paralelamente, cabe mencionar también que las extrasístoles, con menos frecuencia, pueden deberse ocasionalmente a trastornos cardíacos tales como la arteriopatía coronaria, agrandamiento de los ventrículos, insuficiencia cardíaca, valvulopatías e incluso a otras enfermedades no vinculadas al corazón como el hipertiroidismo (y el hipotiroidismo), la anemia el reflujo gastroesofágico. Como vemos, hay gran variedad de desencadenantes, cosa que dificulta tanto su diagnóstico como su abordaje clínico; recordando que el tratamiento no siempre es necesario. De hecho, muy pocas veces deben tratarse las extrasístoles.
Qué síntomas produce una extrasístole ventricular?
Como hemos comentado, la inmensa mayoría de las extrasístoles ventriculares son asintomáticas y, de hecho, tienden a diagnosticarse por accidente durante los controles médicos para la detección precoz de otras enfermedades. Por lo tanto, normalmente las extrasístoles no provocan síntomas ni signos clínicos.
Las extrasístoles aisladas apenas tienen efectos en la acción de bombeo del corazón, por lo que no suelen ocasionar problemas. A no ser que sean demasiado frecuentes. En tal caso, si estas extrasístoles se producen de forma habitual, pueden aparecer algunos síntomas.
Cuando aparecen, los principales signos clínicos de las extrasístoles ventriculares son la sensación de palpitación, los latidos cardíacos acelerados, la sensación de que el corazón da un vuelco o de que faltan algunos latidos y la percepción de latidos fuertes o ausentes. Pero en personas sanas, los problemas terminan aquí.
Ahora bien, si esta extrasístole viene acompañada de otra patología cardíaca (como las que hemos comentado al analizar las causas) y son muy frecuentes, entonces sí que pueden surgir complicaciones tales como los mareos, los problemas respiratorios, la fatiga constante (astenia), hipotensión arterial, disminución de la conciencia, angina de pecho e incluso un episodio de fibrilación ventricular, una situación potencialmente mortal en la que el corazón, en lugar de bombear sangre con normalidad, se agita con pulsaciones ineficaces.
Pero no perdamos la perspectiva. Estas complicaciones se deben más a los trastornos cardíacos de fondo que a la propia extrasístole, que al fin y al cabo es una manifestación de los mismos. En corazones sanos, las extrasístoles no modifican el pronóstico de vida ni a corto, medio ni largo plazo. Ahora bien, es importante detectarlas para evaluar si existen enfermedades cardiacas de fondo y, en caso de que así sea, ofrecer el tratamiento oportuno.
Cómo se tratan las extrasístoles ventriculares?
El diagnóstico de una extrasístole ventricular se realiza a través de un electrocardiograma, la prueba de detección de arritmias cardíacas por excelencia. Consiste en el uso de unos electrodos que sirven como sensores y que se enganchan al pecho para permitir un análisis detallado de la actividad eléctrica del corazón.
De todos modos, en las extrasístoles, debido al escaso tiempo que duran, es difícil lograr que coincidan con la prueba, de ahí que, en muchos casos, sea necesario colocar un Holter cardiaco (una máquina que registra los ritmos cardíacos en forma continua) durante entre 24 y 48 horas. De todos modos, ante su detección, debemos recordar que la inmensa mayoría de casos son benignos y que no siempre son indicadores de una patología cardíaca.
En este contexto, las extrasístoles, por regla general, no precisan de ningún tratamiento en específico. Este únicamente se contempla cuando vienen acompañadas de síntomas molestos o, en caso de que estén ligados a otra patología del corazón, haya riesgo de que deriven en complicaciones graves a corto, medio o largo plazo.
Aun así, en la mayoría de casos que requieren de abordaje terapéutico (que ya es una pequeña proporción del total), el tratamiento se basa simplemente en evitar desencadenantes tales como el café, el alcohol, las bebidas energéticas o las bebidas azucaradas y los medicamentos que estimulan el corazón, así como aplicar cambios en la vida para reducir el estrés y sobresaltos emocionales, dentro de lo posible, claro.
Ahora bien, en casos graves, con síntomas prácticamente insoportables o con riesgo muy alto de complicaciones derivadas de otra patología cardíaca, pueden contemplarse otras formas de tratamiento tales como la medicación e incluso la cirugía.
La terapia farmacológica se basa en la administración de medicamentos betabloqueantes u otros fármacos antiarrítmicos. Aun así, hay que tener en cuenta que presentan peligrosos efectos secundarios, especialmente para personas que sufren problemas de corazón, por lo que solo se recetan en casos de extrema necesidad.
Y en lo que se refiere a cirugía, las principales intervenciones quirúrgicas (evidentemente se reservan para casos muy graves que no responden a otras formas de tratamiento) consisten en la implantación de un marcapasos o en una técnica conocida como fulguración, que consiste en “quemar” la región del corazón donde se produce la actividad eléctrica anómala responsables de estas extrasístoles. Pero no olvidemos que, en la inmensa mayoría de casos, las extrasístoles ventriculares son benignas y no requieren de ningún tipo de tratamiento.
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