La angina de pecho es un tipo de dolor causado por una reducción del flujo de sangre que llega al corazón a causa de alguna enfermedad en las arterias coronarias. Veamos qué clases existen.

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Pol Bertran Prieto

Microbiólogo, divulgador científico y Youtuber

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Ni qué decir tiene que el corazón humano es el órgano vital por excelencia. Es el centro del sistema circulatorio. El músculo cuya función es la de bombear sangre para que esta llegue a absolutamente todos los rincones del organismo. A lo largo de nuestra vida, este corazón habrá bombeado más de 200 millones de litros de sangre a través de los más de 3.000 millones de latidos realizados.

Y aunque se trate del músculo más fuerte del organismo, capaz de trabajar sin descansando bombeando sangre constantemente a unos 2 kilómetros por hora para que todas las células del cuerpo reciban el oxígeno y los nutrientes necesarios, por desgracia, hay muchas patologías que puedan afectar de forma más o menos grave a su funcionamiento.

Y en este contexto, las enfermedades de las arterias coronarias, aquellos vasos sanguíneos que suministran sangre rica en oxígeno al músculo cardíaco, son las patologías más comunes que podemos padecer en el corazón. Unas patologías que tienen, en las famosas anginas, su principal síntoma.

Pero, ¿qué son exactamente las anginas de pecho? ¿Cuáles son sus causas? ¿Qué síntomas producen? ¿Cuáles son sus factores de riesgo? ¿Qué tipos existen? Si quieres encontrar la respuesta a estas y otras preguntas, has llegado al lugar adecuado. En el artículo de hoy exploraremos las bases clínicas de las anginas.

Qué es una angina de pecho?

Una angina es una molestia o dolor que se experimenta en el pecho a causa de una reducción del flujo de sangre que llega al corazón. En este sentido, se trata de un dolor opresivo en el pecho que se siente cuando la irrigación sanguínea al músculo cardíaco es, debido a alguna patología vinculada a las arterias coronarias, insuficiente.

Es por este motivo que las anginas de pecho se consideran un síntoma de enfermedad coronaria, el tipo más común de patología cardíaca. En ella, las paredes de las arterias que suministran sangre rica en oxígeno al corazón se endurecen y se estrechan a causa de la acumulación de colesterol y otras sustancias que conforman la placa en dichas paredes. Esta situación se conoce como arteriosclerosis y, a medida que progresa, el flujo de sangre cada vez es menor.

El avance de la enfermedad coronaria hace que el músculo cardíaco reciba cada vez menos sangre, algo que puede debilitar el corazón, aumentar el riesgo de aparición de arritmias cardíacas o de insuficiencia cardíaca y/o provocar un infarto o, que es lo que nos interesa en el artículo de hoy, una angina de pecho.

Y aunque la causa sea este estrechamiento de las arterias coronarias, lo cierto es que existen diferentes factores de riesgo que debemos comentar: fumar, sufrir hipertensión, padecer hipercolesterolemia, ser de edad avanzada (los picos de incidencia se dan en hombres mayores de 45 años y mujeres mayores de 55), tener un estilo de vida sedentario, sufrir obesidad, padecer diabetes, tener antecedentes familiares de patologías cardíacas y convivir con estrés.

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Los síntomas generales de la angina de pecho son el dolor o la sensación de pesadez, ardor, opresión, molestia, hinchazón y/o presión en el pecho, aunque es posible que todas estas sensaciones se trasladen también a la espalda, los hombros, el cuello, la mandíbula o los brazos. Y además, hay otros signos clínicos que pueden aparecer, tales como fatiga, náuseas, sudoración excesiva, falta de aire y mareos. Cabe destacar que las mujeres suelen experimentar otros síntomas además de estos, como lo son las molestias en el cuello y el hueso maxilar, un dolor punzante en el pecho en lugar de la típica opresión y el dolor abdominal.

Y aunque es cierto que estos síntomas pueden ser simples molestias a la hora de realizar actividades que involucren cierto esfuerzo, no hay que olvidar que las anginas de pecho pueden derivar en una grave complicación: un infarto de miocardio. Por ello, además de prevenir su aparición (evitando, en la medida de lo posible, los factores de riesgo que hemos mencionado), debemos ponernos en manos de un médico para tratar la angina (en realidad, la enfermedad coronaria de fondo).

El tratamiento dependerá de la situación, pudiendo consistir en simples cambios en el estilo de vida, la administración de medicamentos (aspirina, estatinas, bloqueadores de los canales de calcio, nitratos, fármacos que previenen la formación de coágulos…) y, como última opción si nada ha funcionado para aliviar el problema, procedimientos quirúrgicos como la angioplastia, la cirugía de baipás de la arteria coronaria, la colocación de stents o la contrapulsación externa.

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Qué tipos de angina de pecho existen?

Tras esta extensa pero necesaria introducción, hemos entendido las bases generales de la angina de pecho. Pero no debemos olvidar que existen diversas variantes con unas manifestaciones clínicas particulares y con una gravedad también específica. Así pues, a continuación vamos a explorar las diferentes clases de anginas de pecho.

1. Angina de pecho estable

La angina de pecho estable es la variedad más común y, por suerte, también la más leve. Presenta una incidencia que oscila, en hombres, entre el 0,7% (45-54 años) y el 4,3% (85-89 años) y, en mujeres, entre el 0,4% (45-54 años) y el 4,2% (85-89 años). Tiene un patrón regular y puede tratarse fácilmente con descanso, cambios en el estilo de vida y, en algunas ocasiones, fármacos.

Se trata de un tipo de angina de pecho cuya sintomatología aparece cuando el corazón trabaja más fuerte de lo normal. De ahí que personas con enfermedad coronaria que expresan esta variedad de angina vean que esta se expresa cuando hacen ejercicio, practican deporte o incluso suben escaleras.

Los problemas en la irrigación sanguínea al corazón no se experimentan en reposo, pero sí cuando pedimos al corazón que se esfuerce. Además de los factores de riesgo ya mencionados, deberíamos añadir las comidas pesadas, el malestar emocional y las bajas temperaturas, sin olvidar que siempre surge tras la práctica de actividad física.

Cabe destacar que la sintomatología de opresión en el pecho no suele prolongarse demasiado tiempo. La mayoría de personas ven reducidos los signos clínicos después de menos de cinco minutos, dependiendo de si está en descanso y si está tomando medicación para tratar la angina.

Como hemos dicho, es regular, por lo que puede predecirse y, además, el dolor que se siente es similar a otras molestias de la caja torácica, así que muchas veces ni siquiera llega a diagnosticarse. Pero cuidado, porque si la enfermedad coronaria progresa, podemos entrar en la forma más peligrosa de angina: la inestable.

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2. Angina de pecho inestable

La angina de pecho inestable es la variedad más peligrosa no solo porque no es regular, no puede predecirse y puede ocurrir en reposo, sin hacer ejercicio físico, sino porque es una señal de que la persona podría estar a punto de padecer un ataque cardíaco. Además, a diferencia de la anterior, no desaparece con descanso ni con medicamentos.

Es menos común que la angina de pecho estable pero más frecuente que la de Prinzmetal, que analizaremos a continuación. Sea como sea, en este caso no nos limitamos a una reducción del flujo sanguíneo al músculo cardíaco, sino que la enfermedad coronaria ha progresado lo suficiente como para obstruir, parcial o totalmente y a través de coágulos, los vasos sanguíneos del corazón.

Se trata, pues, de una situación de emergencia que requiere de tratamiento de urgencia. El descanso y los medicamentos convencionales para la angina de pecho no sirven. Aquí estamos ante una situación muy peligrosa en la que los depósitos de placa de los vasos sanguíneos se han roto o se ha formado un coágulo que ha bloqueado súbitamente el flujo de sangre al corazón, por lo que si no se resuelve dicha situación, el corazón puede quedarse sin oxígeno, momento en el que el paciente sufriría un infarto de miocardio y, evidentemente, su vida correría peligro.

Los síntomas de dolor en el pecho se sienten diferentes, con mayor gravedad de signos clínicos y una mayor duración de los mismos. Si la angina estable duraba menos de cinco minutos, esta tiende a prolongarse más de media hora. Así pues, ante una angina de pecho inesperada con unos síntomas más graves que no desaparecen con reposo ni medicamentos y, sobre todo, que ha surgido sin estar practicando ejercicio, debemos solicitar atención médica de inmediato.

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3. Angina de Prinzmetal

La angina de Prinzmetal, también conocida como angina de pecho variante, es la variedad más rara de angina. Tiende a surgir cuando la persona está en reposo (como la inestable) y suele ser grave, pero puede aliviarse con los medicamentos convencionales para el tratamiento de la angina de pecho (como en la estable). Así pues, se trata, en cierto modo, de una mezcla entre las dos anteriores variedades. Se da en aproximadamente el 4% de los pacientes con angina inestable.

En este caso, la sintomatología no aparece por una mayor demanda de flujo sanguíneo (como en la estable) ni por una obstrucción de las arterias coronarias (como en la inestable), sino por un espasmo repentino de los vasos sanguíneos que suministran sangre al corazón. Este espasmo, que tiende a suceder por la noche, estrecha de forma temporal la arteria en cuestión, provocando un fuerte dolor en el pecho.

Descrita en 1959 por el cardiólogo estadounidense Myron Prinzmetal, esta variedad de angina de pecho suele suceder por grupos o ciclos a causa de estos vasoespasmos, los cuales no surgen tanto por la arteriosclerosis típica, sino por contracciones involuntarias del músculo cardíaco. Y a los factores de riesgo convencionales deberíamos añadir el consumo de fármacos que tensan los vasos sanguíneos (como los medicamentos para tratar la migraña) y de cocaína.