El estómago es el centro de nuestro sistema digestivo, por lo que patologías que afectan a su funcionamiento pueden tener consecuencias graves en la salud general.
Pol Bertran Prieto
Microbiólogo, divulgador científico y Youtuber
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El estómago es el centro de nuestro sistema digestivo. Este órgano localizado en la cavidad abdominal y con una forma de “J”, consiste en una cámara que recibe los alimentos sólidos y que, gracias a la acción tanto mecánica como enzimática, los convierte en un líquido que pasa a los intestinos para absorber los nutrientes.
Se trata de un órgano muy complejo a nivel anatómico y fisiológico, cosa que, junto al hecho de que esté expuesto a la presencia tanto de sustancias potencialmente dañinas como de patógenos, hace que el estómago sea susceptible de desarrollar distintas patologías.
Náuseas, vómitos, dolor abdominal, pérdida de apetito, ardor estomacal… Todos hemos experimentado estos síntomas alguna vez y, en la mayoría de casos, indican que hay algo que no funciona del todo bien en nuestro estómago.
En el artículo de hoy, pues, con el objetivo tanto de aprender cómo prevenirlas como de saber de qué maneras tratarlas en caso de que se desarrollen, haremos una descripción clara, concisa y completa de las patologías que más comúnmente afectan al centro del sistema digestivo: el estómago.
Cuál es la importancia del estómago?
El digestivo es el único sistema de nuestro organismo que nos permite captar tanto la materia como la energía necesarias para vivir. Y en este contexto, el estómago es el órgano que, junto a otros, permite que los alimentos sean degradados en moléculas nutritivas asimilables para nuestras células.
Teniendo en cuenta esto, podemos afirmar que la importancia del estómago es capital. Es el órgano donde tiene lugar la mayor parte del proceso digestivo de los alimentos. Y es que a pesar de que esta también ocurre a nivel de boca e intestino delgado, lo cierto es que es el estómago el que alberga la mayor parte de la misma.
Por lo tanto, el estómago se encarga, casi él solo, de mantener la función vital de la nutrición. Con una longitud de unos 20 centímetros, un volumen en reposo de 75 mililitros (que, gracias a sus vellosidades puede expandirse hasta 1 litro) y una forma de “J”, el estómago es esencial para nuestra supervivencia.
Se trata de un órgano de naturaleza muscular y cuyas paredes contienen unas células que producen distintas enzimas digestivas, además de ácido clorhídrico, un compuesto extremadamente ácido que mata a prácticamente todos los patógenos que hayan podido llegar al estómago y que ayuda a que los alimentos sólidos se conviertan en líquidos.
Y cuando alguna de sus estructuras fallan o desarrollan alguna patología, aparecen problemas en todo el sistema digestivo, que se traducen en una afectación a la salud general de la persona. Veamos, pues, de qué trastornos estamos hablando.
Cuáles son las patologías del estómago más comunes?
Como vemos, el estómago es pieza fundamental de nuestra salud. Pero tanto por sus características intrínsecas (es una cámara llena de ácido clorhídrico) como del grado de exposición a peligros externos, es susceptible de sufrir distintas enfermedades. Veámoslas.
1. Enfermedad por reflujo gastroesofágico
La enfermedad por reflujo gastroesofágico o ERGE es una patología estomacal en la que el ácido del estómago circula en sentido contrario y pasa al esófago, el conducto que conecta la boca con el estómago. Como este esófago no tiene un epitelio preparado para resistir la acidez, se irrita. Y esta irritación puede llegar a ser grave.
Hablamos de ERGE cuando este reflujo tiene lugar, como mínimo, dos veces por semana. En estos casos, es común experimentar ardor estomacal (que realmente es en el esófago), dolor de pecho, dificultad para tragar y tendencia a la regurgitación. A diferencia de los vómitos, la regurgitación tiene lugar sin esfuerzo muscular.
La causa no está del todo clara, pero parece ser que el factor genético (que no significa hereditario) juega un papel importante, aunque todo apunta a que la obesidad, el tabaquismo, los excesos con alimentos grasos (y especialmente fritos), los abusos con medicamentos que provocan irritación (como el ibuprofeno), el exceso de café y el alcoholismo agravan la situación.
En este sentido, en caso de sufrir ERGE, basta con hacer cambios en el estilo de vida. Ahora bien, si estos no funcionan, lo más apropiado será acudir al médico. Dependiendo de la gravedad, se optará o bien por la medicación o, en casos excepcionales, por la cirugía.
2. Gastritis
La gastritis se define como una inflamación del epitelio estomacal, es decir, del revestimiento interno del estómago. Esta inflamación puede ser tanto de carácter agudo (por una infección puntual) como ir progresando con el tiempo, en cuyo caso es crónica.
Sea como sea, las causas detrás de esta gastritis son muy variadas. Desde infecciones por Helicobacter pylori (después comentaremos esto) hasta abusos con medicamentos analgésicos que provocan daños en las paredes del estómago, así como abusos con el alcohol, que también es muy irritante, e incluso trastornos autoinmunes.
El dolor estomacal, el ardor de estómago, las náuseas, los vómitos y la sensación de saciedad tras comer aunque sea poco son los síntomas más comunes. De todos modos, en la mayoría de casos (especialmente si es de carácter agudo), la gastritis no es un problema grave.
Ahora bien, cuando la gastritis es intensa y crónica, sí que aumenta el riesgo de desarrollar úlceras gástricas e incluso cáncer de estómago, dos patologías serias. Por ello, en caso de experimentar de forma continua esos síntomas, habría que acudir al médico, que podría recetar medicamentos para reducir la producción de ácido mientras se resuelve la causa de fondo.
3. Úlcera gástrica
Las gástricas son un tipo de úlceras pépticas que se desarrollan en el interior del revestimiento del estómago. Se trata de llagas abiertas en las paredes estomacales que provocan un dolor intenso, además de ardor, pues el ácido del estómago entra en contacto con una capa de la piel que no está lista para soportar la acidez.
La causa más frecuente es la infección por Helicobacter pylori, pero como ya hemos comentado, los casos de gastritis crónica pueden derivar también en la formación de estas úlceras. Cabe mencionar también que, pese a lo que se escucha, el estrés y la comida picante no provocan su aparición. Pueden empeorar los síntomas, es cierto, pero jamás hacen que aparezcan.
Dolor y ardor estomacal, acidez de estómago, náuseas, sensación de hinchazón, intolerancia a los refrescos con gas… Estos son los síntomas más comunes. Y ante su experimentación, habría que acudir rápidamente al médico para resolver la infección y/o tratar la causa de fondo de la gastritis, además de tomar fármacos para reducir la producción de ácido.
4. Infección por Helicobacter pylori
Helicobacter pylori es una bacteria patógena acidófila, lo que significa que es capaz de crecer, desarrollarse y reproducirse en ambientes extremadamente ácidos. Por lo tanto, nuestro estómago es un lugar ideal para este microorganismo.
Llega a través de alimentos contaminados por la bacteria o por contacto directo o indirecto con la saliva o las heces de una persona infectada. Sea como sea, se estima que la mitad de la población mundial alberga a Helicobacter pylori en su estómago, aunque muy pocos desarrollan síntomas.
Cuando sí lo hace es porque Helicobacter pylori está causando daños en la pared estomacal que ha colonizado, estimulando la aparición de úlceras gástricas. Se estima que aproximadamente el 10% de las infecciones por esta bacteria derivan en la formación de estas llagas. Además de los síntomas propios de las úlceras, se observa pérdida de peso y de apetito, así como eructos frecuentes.
El tratamiento de la infección es complicado, pues es una bacteria increíblemente resistente. Habrá que administrar dos antibióticos conjuntos y la mayoría de veces hay que realizar varias rondas en semanas distintas.
5. Cáncer de estómago
El de estómago es el sexto cáncer más común del mundo. Con 1 millón de nuevos casos diagnosticados en el mundo anualmente, se trata de un tumor maligno que se desarrolla en las células productoras de mucosidad de las paredes estomacales.
Por desgracia, se trata de un cáncer con una letalidad muy alta. Incluso cuando está localizado exclusivamente en el estómago, la supervivencia es del 68%. Y en caso de que haya diseminado a estructuras cercanas, se reduce hasta el 31%. Y si ha hecho metástasis a órganos vitales, entonces la supervivencia es de solo el 5%.
Sangre en las heces, pérdida de peso, dificultad para tragar, amarillamiento de la piel, ardor y dolor estomacal, indigestión, náuseas, saciedad rápida, fatiga y debilidad, vómitos frecuentes… Hay que estar atento a estos síntomas y solicitar atención médica cuanto antes. El tratamiento del cáncer de estómago suele consistir en radioterapia, quimioterapia, inmunoterapia o combinación de varios. Si se detecta rápido, puede ser suficiente con una extirpación, pero el problema es que la mayoría se diagnostican tarde.
6. Dispepsia
La dispepsia, conocida popularmente como indigestión, es una situación (no es una enfermedad como tal) en la que sentimos incomodidad y ardor en la parte superior del abdomen, aunque a veces puede acompañarse de vómitos, acidez, eructos y sensación de hinchazón.
Esta indigestión es muy común (el 21% de la población mundial la sufre) y en la mayoría de casos es difícil encontrar una causa clara, pues, como hemos dicho, no es un trastorno como tal. El estrés, el tabaquismo, el abuso de medicamentos, la falta de energía, comer demasiado, comer muy rápido, hacer excesos con alimentos grasos… Entran en juego muchos factores.
De todos modos, a no ser que esta indigestión esté causada por alguna de las enfermedades que hemos comentado, no es en absoluto grave, en el sentido que puede resolverse con cambios en el estilo de vida. Si esta dispepsia se prolonga más de dos semanas, no desaparece adoptando hábitos saludables o los síntomas son muy intensos, habría que ir al médico.
7. Acidez estomacal
Al igual que la dispepsia, la acidez estomacal no es una enfermedad en sí, sino una manifestación sintomática de algún problema en el estómago. En este caso, se define como una sensación de ardor en el pecho ubicada en la parte superior de la cavidad abdominal.
La acidez se debe a que el ácido del estómago circula hacia el esófago, irritando este conducto. Y quizás ahora pienses que ya hemos hablado de esto en la parte de la ERGE, pero como hemos comentado, solo hablamos de enfermedad por reflujo gastroesofágico cuando esto sucede de forma crónica al menos dos veces por semana.
Si la acidez es puntual, lo más probable es que se deba a estar tomando medicamentos irritantes, haber bebido alcohol, haber comido demasiado e incluso estar embarazada. En este caso, no hay problema, siempre que no se alargue la situación que ha causado la acidez.
8. Gastroparesia
La gastroparesia es una enfermedad estomacal en la que la motilidad del estómago se ve reducida. En otras palabras, los movimientos musculares que hacen circular el bolo alimenticio por su interior se hacen más lentos.
Esto afecta a la digestión de los alimentos y hace que el estómago tarde demasiado en enviar el quimo alimenticio (cuando los alimentos sólidos se han convertido en un líquido), cosa que provoca vómitos, náuseas, pérdida de peso, sensación de hinchazón, saciedad, reflujo, dolor abdominal, etc. Incluso puede afectar a los niveles de azúcar en sangre (no provoca diabetes directamente, pero sí que puede empeorarla en caso de que se sufra) y provocar tanto deshidratación como desnutrición.
La gastroparesia es una patología seria cuyas causas no están del todo claras, aunque todo parece indicar que se debería a problemas neurológicos en los nervios que controlan los movimientos de los músculos del estómago. El tratamiento consistirá en cambios en la dieta (el médico enviará al paciente a un dietista), administración de medicamentos que estimulan la musculatura estomacal y, en casos graves, cirugía. Pero casi nunca hay que llegar a esto.
9. Síndrome de vaciado gástrico rápido
El síndrome de vaciado gástrico rápido es, como podemos intuir por su nombre, el caso contrario al anterior. En este caso, la musculatura del estómago está demasiado excitada, por lo que los movimientos de sus paredes son muy rápidos y el estómago vacía el contenido a los intestinos demasiado pronto.
Por lo tanto, el quimo sale del estómago con unos nutrientes que todavía no han sido digeridos del todo, cosa que trae problemas especialmente en la degradación de los azúcares, cuya digestión tiene lugar de forma casi exclusiva en el estómago.
Después de comer (entre 20 y 30 minutos después), una persona con esta patología suele experimentar náuseas, vómitos, calambres en la región abdominal, mareo, taquicardia (aceleración del ritmo cardiaco), enrojecimiento de cara y, tras un tiempo, diarrea.
En este caso, la causa no suele ser un problema neurológico, sino que este síndrome suele aparecer después de someterse a una cirugía estomacal. Sea como sea, el tratamiento seguirá consistiendo en ponerse en manos de un dietista, hacer cambios en los hábitos de alimentación (beber mucho líquido, comer porciones pequeñas, tomar mucha fibra, etc) y, en caso de que no haya mejoría, medicamentos antidiarreicos, que ayudan a mejorar la sintomatología.
10. Hernia hiatal
La hernia de hiato o hiatal es un trastorno que se produce cuando la parte superior del estómago protruye, es decir, sobresale de sus límites normales. En este caso, atraviesa el hiato, un pequeño orificio que se encuentra en el diafragma, pasando así a estar en contacto con el tórax.
Si esta hernia es pequeña y la protrusión no es grave, no suele provocar signos clínicos. Cuando es grande, los síntomas frecuentes son la falta de aire (dificulta la acción del diafragma), vómitos con sangre, heces oscuras, dificultad para tragar, regurgitación, acidez estomacal, dolor en el pecho, etc.
Las causas no están del todo claras, pues suelen aparecer porque el músculo del diafragma es débil y permite que el estómago protruya, pero el motivo de esto es desconocido. Además, el principal factor de riesgo (la obesidad también juega un papel importante) es tener un hiato inusualmente grande, cosa que responde claramente a la genética y, por lo tanto, no hay forma de prevenirlo.
La mayoría de veces, el tratamiento de una hernia hiatal que no mejora con la administración de medicamentos para controlar la sintomatología consiste en cirugía. Con ella se consigue que el estómago vuelva a su posición. Afortunadamente, esta operación puede realizarse de forma muy poco invasiva y el pronóstico, a pesar de que como en toda intervención quirúrgica hay riesgos, es muy bueno.
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