La discapacidad auditiva es un impedimento sensorial en el que el sentido dañado es el del oído, con una dificultad o imposibilidad para escuchar sonidos. Veamos cómo se clasifica la sordera.
Pol Bertran Prieto
Microbiólogo, divulgador científico y Youtuber
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Los cinco sentidos son, sin duda, una verdadera proeza de la evolución. Y de todos ellos, el del oído, aquel que nos permite convertir las vibraciones acústicas en estímulos que permiten localizar los sonidos es, en todos los ámbitos de nuestra vida, uno de los más importantes. Por desgracia, como conjunto de órganos de nuestro cuerpo, puede fallar.
Y, en este contexto, nos encontramos con la sordera. De acuerdo a la OMS, más de 1.500 millones de personas viven con algún grado de pérdida de audición, de las cuales, aproximadamente, 430 millones padecen una discapacidad auditiva, es decir, una sordera que se convierte en seriamente limitante para el día a día.
La sordera puede deberse a complicaciones en el parto, causas genéticas, ciertas enfermedades infecciosas (como la otitis), exposición prolongada a ruidos fuertes, envejecimiento, administración de medicamentos con toxicidad para el oído, etc. Sea como sea, más del 5% de la población mundial sufre una sordera considerada como discapacitante.
Ahora bien, ¿todas las sorderas son iguales? No. Ni mucho menos. Dependiendo de su gravedad, de su origen fisiológico, de la localización de la lesión y del momento en la que se produce, la sordera puede clasificarse en distintos tipos. Y en el artículo de hoy, de la mano de las más prestigiosas publicaciones científicas, exploraremos las clases de sordera y sus características.
Qué clases de sordera existen?
La sordera es un tipo de impedimento sensorial en el que el sentido dañado es el del oído, por lo que hay una dificultad o imposibilidad de usar dicho sentido para escuchar sonidos. Hablamos de discapacidad auditiva cuando el umbral auditivo, es decir, la intensidad mínima de sonido capaz de ser detectado por el oído de una persona, está por encima de 20 dB.
De todos modos, cada caso de sordera es único, pues el sentido del oído es, a nivel neurofisiológico, muy complejo. Aun así, nosotros hemos preparado una selección de los tipos de sordera más importantes clasificados de acuerdo a distintos parámetros: gravedad, grado de pérdida auditiva, localización de la lesión y momento en el que se produce. Empecemos.
1. Según la gravedad
Seguramente, el parámetro más importante es aquel que clasifica la sordera en función de su gravedad, es decir, según el grado de discapacidad auditiva que la persona experimente. En este contexto, podemos hablar de hipoacusia, presbiacusia y cofosis.
1.1. Hipoacusia
La hipoacusia es una forma de sordera parcial. Es decir, no se trata de una pérdida total de la audición, pero sí de una disminución parcial de la sensibilidad auditiva. En este sentido, la hipoacusia es la incapacidad parcial para escuchar sonidos en uno o ambos oídos. No hay una imposibilidad para usar el sentido del oído, pero sí una dificultad más o menos grave que analizaremos cuando inspeccionemos el siguiente parámetro.
1.2. Presbiacusia
La presbiacusia es una forma de sordera de desarrollo progresivo. Es decir, gradualmente se va perdiendo la capacidad auditiva. Un tercio de las personas mayores de 65 años la experimentan, pues está estrechamente relacionada con el simple envejecimiento, aunque, evidentemente, el estilo de vida llevado influye mucho. La pérdida gradual de audición es irreversible.
1.3. Cofosis
La cofosis o anacusia es una forma de sordera total. Evidentemente, se trata de la forma más grave ya que hay una imposibilidad absoluta para percibir sonidos. La pérdida de la capacidad auditiva es total, aunque puede estar localizada solo en uno de los oídos. Se trata de una condición poco común, pues que haya una pérdida absoluta de la audición responde a causas también menos frecuentes.
2. Según el grado de pérdida auditiva
En estrecha relación con el parámetro anterior, también podemos clasificar la sordera en función del grado de pérdida auditiva, es decir, según el umbral auditivo de la persona que padece la discapacidad sensorial. En este sentido, tenemos la sordera leve, moderada, grave y profunda.
2.1. Sordera leve
La sordera leve es aquella que se diagnostica cuando el umbral auditivo de la persona está entre 20 y 40 dB. En esta forma de discapacidad auditiva, la persona es posible que no oiga bien los sonidos bajos o los susurros, pero no tiene demasiados problemas para conversar a volumen normal.
2.2. Sordera moderada
La sordera moderada es aquella que se diagnostica cuando el umbral auditivo de la persona está entre 40 y 70 dB. En esta forma de discapacidad auditiva, es muy posible que la persona tenga problemas para escuchar lo que le dicen en un volumen normal de conversación.
2.3. Sordera grave
La sordera grave o severa es aquella que se diagnostica cuando el umbral auditivo de la persona está entre 70 y 90 dB. En esta forma de discapacidad auditiva, la persona no escucha prácticamente nada de lo que le dicen en un volumen normal de conversación y solo es capaz de oír algunos sonidos fuertes.
2.4. Sordera profunda
La sordera profunda es aquella que se diagnostica cuando el umbral auditivo de la persona está por encima de los 90 dB. En esta forma de discapacidad auditiva, la persona ya no escucha nada de lo que le dicen y solo puede oír algunos sonidos muy fuertes. Engloba, evidentemente, la cofosis, anacusia o sordera total.
3. Según la localización de la lesión
El siguiente parámetro es aquel que clasifica la sordera en función de la localización de la lesión, es decir, según en qué estructura fisiológica están los daños que han provocado la pérdida de capacidad auditiva. En este sentido, tenemos la sordera conductiva, la neurosensorial, la mixta, la neuropatía auditiva, la unilateral y la bilateral.
3.1. Sordera conductiva
La sordera conductiva es aquella que involucra al oído externo y medio. La pérdida de la capacidad auditiva aparece porque existe un bloqueo para que el sonido pase del oído externo (recibe los sonidos) al medio (transmite las vibraciones al interno). Es decir, el daño consiste en alteraciones en la transmisión de los sonidos entre una región y otra. Afortunadamente, esta puede tratarse generalmente con cirugía o con terapia farmacológica.
3.2. Sordera neurosensorial
La sordera neurosensorial es aquella que involucra al oído interno, la región que transforma las vibraciones acústicas en impulsos nerviosos. Es decir, el daño aparece por dificultades a la hora de que la células ciliadas del oído interno transmitan las vibraciones a la neuronas o de que estas neuronas generen señales nerviosas.
3.3. Sordera mixta
La sordera mixta es aquella que, como podemos deducir por su nombre, involucra al oído externo, medio e interno. Es, por lo tanto, una combinación de la sordera conductiva y la neurosensorial, por lo que los daños son ocasionados en todas las regiones fisiológicas del sentido del oído.
3.4. Neuropatía auditiva
La neuropatía auditiva es aquella que no involucra al oído en sí, sino al modo en el que el cerebro interpreta los mensajes nerviosos generados por él. Ya sea por problemas en el nervio auditivo o por alteraciones en la fisiología cerebral, la actuación del oído no puede culminar con un procesamiento de los impulsos eléctricos.
3.5. Sordera unilateral
La sordera unilateral es aquella que, siendo de cualquiera de los tipos que hemos ido viendo, afecta solo a la capacidad auditiva en uno de los dos oídos. Un oído tiene una pérdida auditiva más o menos grave, pero el otro trabaja con normalidad.
3.6. Sordera bilateral
La sordera bilateral es aquella que, siendo de cualquiera de los tipos que hemos ido viendo, afecta a la capacidad auditiva de ambos oídos. Puede ser simétrica (ambos tienen la misma pérdida auditiva) o asimétrica (cada oído tiene un grado distinto), pero es la que puede generar más problemas, pues ninguno de los dos tiene una sensibilidad auditiva plena.
4. Según el momento en el que se produce
Otro parámetro importante es aquel que clasifica la sordera en función del momento en el que se produce, es decir, según cuándo surge esta pérdida más o menos grave de la capacidad auditiva. En este sentido, tenemos la sordera prelocutiva y la postlocutiva.
4.1. Sordera prelocutiva
La sordera prelocutiva es aquella en la que la pérdida de la audición es anterior al desarrollo del lenguaje. Es común que se trate de sorderas congénitas presentes desde el momento del nacimiento o de discapacidades auditivas adquiridas tras daños (generalmente asociados a otitis u otras enfermedades) durante los primeros años de vida. Si es una forma grave, puede ocasionar serios problemas para el desarrollo de las capacidades comunicativas orales.
4.2. Sordera postlocutiva
La sordera postlocutiva es aquella en la que la pérdida de la audición es posterior al desarrollo del lenguaje. Es decir, es aquella que no es congénita, sino que se adquiere por distintas situaciones no necesariamente vinculadas a la infancia. De hecho, todas aquellas sorderas que se adquieren tras el desarrollo del lenguaje (tras los primeros 3 años de vida) son postlocutivas.
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