Un linfoma es aquel cáncer que se desarrolla en el sistema linfático, esencial para la respuesta inmunitaria. Veamos cómo se clasifican en función de su localización y gravedad.
Pol Bertran Prieto
Microbiólogo, divulgador científico y Youtuber
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Cáncer
Tanto por sus 18 millones de nuevos casos diagnosticados anualmente en el mundo como por el impacto psicológico en el paciente y sus seres queridos, así como por el hecho de que, desgraciadamente, siga siendo incurable, el cáncer es la enfermedad más temida del mundo.
Aun así, pese a que no tenga cura, no significa que sea intratable. La mayoría de cánceres lo son. Y gracias a esto, “cáncer” ha dejado de ser sinónimo de “muerte”. Quizás tiempo atrás lo era, pero hoy en día existen tratamientos oncológicos que permiten salvar la vida de la persona en un porcentaje muy alto de los casos. Dependiendo del cáncer en cuestión, claro.
Pero para ello, el diagnóstico precoz se hace esencial. Y para que la detección llegue a tiempo, debemos entender cómo se manifiestan estos cánceres. Por ello, en el artículo de hoy y de la mano de las más recientes publicaciones científicas, veremos toda la información importante acerca de aquellos tumores malignos que afectan al sistema linfático.
Entenderemos exactamente qué son los linfomas y veremos cómo se clasifican estos cánceres que se desarrollan en el sistema linfático, el conjunto de tejidos y órganos (ganglios linfáticos, bazo, timo, médula ósea y vasos linfáticos) esenciales para la respuesta inmunitaria. Empecemos.
Qué son los linfomas?
Un linfoma es todo aquel cáncer o tumor maligno que se desarrolla en el sistema linfático, que es la red del organismo especializada en el transporte de la linfa, un líquido rico en glóbulos blancos, siendo así parte fundamental de la respuesta inmunitaria.
El sistema linfático es aquel que nace de la unión de los órganos y tejidos especializados en la síntesis y transporte de la linfa, la cual, como hemos visto, siendo un líquido incoloro, tiene una gran importancia a nivel inmune.
La linfa es similar a la sangre en el sentido que es un líquido que fluye por nuestro cuerpo, pero ahí terminan las diferencias. Y es que no solo es que la linfa no circula por los vasos sanguíneos (lo hace por los vasos linfáticos), sino que no tiene glóbulos rojos. Su principal constituyente celular son los glóbulos blancos.
En este sentido, el sistema linfático está compuesto por la linfa, los ganglios linfáticos (de los que hay más de 600 repartidos por el cuerpo y especializados en la producción de glóbulos blancos cuando hay alguna infección), los vasos linfáticos y los conocidos como órganos linfoides primarios: médula ósea y timo, donde maduran los glóbulos blancos.
Sea como sea, un linfoma es la proliferación maligna de linfocitos, que son un tipo de glóbulos blancos. Tenemos los B (especializados en producir anticuerpos), los T CD8+ (generan sustancias que destruyen los gérmenes) y los T CD4+ (estimulan la actividad de los linfocitos B).
Además, hay que tener en cuenta que no solo pueden afectar al sistema linfático en sí, sino que por la presencia de estos linfocitos en otras regiones del cuerpo, los linfomas pueden afectar al tubo digestivo, a los pulmones, al bazo, al hígado, etc. Pero con lo que debemos quedarnos es que un linfoma es un tumor maligno que ha surgido por mutaciones genéticas en los linfocitos del sistema linfático, que han pasado a comportarse como células cancerígenas.
Cómo se clasifican los linfomas?
Ahora que ya hemos entendido exactamente qué es un linfoma, ha llegado el momento de ver su clasificación. Queremos recalcar, sin embargo, que existen más de 60 tipos de linfomas diferentes. Pero para agilizar la comprensión, hemos recurrido a fuentes que los engloban en diversas familias. Tienes acceso a los artículos científicos en cuestión en la sección de referencias.
1. Linfoma de Hodgkin
La clasificación más general divide a los linfomas en dos tipos: de Hodgkin y no Hodgkinianos. La diferencia entre ambos se da en la examinación en laboratorio de un tipo concreto de células anómalas: las células de Reed-Sternberg. Si se observan estas células, hablamos de linfoma de Hodgkin. Y si no se observan, de linfoma no Hodgkiniano.
Sea como sea, el linfoma de Hodgkin es el tipo de cáncer linfático menos frecuente y que se observa principalmente en personas jóvenes (especialmente entre los 25 y los 30 años), con una tasa de supervivencia a los cinco años del 85%.
La proliferación de glóbulos blancos malignos provoca los siguientes síntomas: inflamación indolora de los ganglios linfáticos de cuello, axilas o ingle, picazón intensa, mayor sensibilidad al alcohol, dolor en los ganglios linfáticos después de beber alcohol, sudores nocturnos, fiebre, pérdida de peso inexplicable y fatiga constante.
Las causas no están demasiado claras, pero sí se sabe que existen factores de riesgo: haber tenido una infección por el virus de Epstein-Barr, la edad (ser joven o mayor de 55 años), tener antecedentes familiares y ser hombre (la incidencia en los hombres es mayor). Veamos ahora cómo se clasifica este tipo de linfoma.
1.1. Linfoma de Hodgkin con esclerosis nodular
El linfoma de Hodgkin con esclerosis nodular es el más frecuente, representando entre el 60% y el 80% de los casos de linfoma de Hodgkin. Es aquel que suele originarse en los ganglios linfáticos del cuello o del tórax y que, aunque puede surgir a cualquier edad, es más común en adolescentes y adultos jóvenes.
1.2. Linfoma de Hodgkin con celularidad mixta
El linfoma de Hodgkin con celularidad mixta es el segundo más frecuente, representando entre el 15% y el 30% de los casos de linfoma de Hodgkin. Es aquel que suele originarse en los ganglios linfáticos de la mitad superior del cuerpo y que, aunque puede surgir a cualquier edad, es más común en adultos de edad avanzada, generalmente en la población de mayores de 55 años.
1.3. Linfoma de Hodgkin con predominio linfocítico clásico
El linfoma de Hodgkin con predominio linfocítico clásico representa el 5% de los casos y es aquel que suele originarse en la mitad superior del cuerpo, con la particularidad de que es extraño que el tumor maligno se encuentre en más de unos pocos ganglios linfáticos.
1.5. Linfoma de Hodgkin con predominio linfocitario nodular
El linfoma de Hodgkin con predominio linfocitario nodular representa menos del 5% de los casos y es aquel que suele originarse en los ganglios linfáticos del cuello y debajo del brazo. Las células cancerosas en este tipo de linfoma destacan por ser grandes (reciben el nombre de células popcorn por su similitud morfológica a las palomitas). A nivel clínico, conforma un tipo muy especial de linfoma ya que suele crecer rápidamente y el tratamiento es distinto que el de los otros.
1.4. Linfoma de Hodgkin con depleción linfocítica
El linfoma de Hodgkin con depleción linfocítica representa menos del 1% de los casos de linfoma de Hodgkin. Es aquel que suele originarse en los ganglios linfáticos del abdomen, la médula ósea, el bazo o el hígado. Es más común en personas mayores y uno de sus principales problemas es que suele diagnosticarse en estadios más avanzados de la enfermedad.
2. Linfoma no Hodgkiniano
Abandonamos el linfoma de Hodgkin y nos centramos en los linfomas no Hodgkinianos, aquellos que cursan sin la presencia de las células de Reed-Sternberg. Es el tipo general de linfoma más frecuente (el 90% de los linfomas son de este tipo) y, de hecho, con sus 509.000 nuevos casos diagnosticados anualmente en el mundo, es el decimosegundo cáncer más común.
Tanto si está localizado como si ha diseminado a estructuras cercanas, su tasa de supervivencia es del 72%. Si ha hecho metástasis, sin embargo, su supervivencia es del 55%. Sea como sea, este tipo de linfoma deja de ser común en la población más joven, presentando una incidencia más alta en los mayores de 65 años. Veamos cómo se clasifica.
2.1. Linfoma de células B
El linfoma de células B representa alrededor del 90% de casos de linfoma no hodgkiniano y es aquel que afecta a los linfocitos B, los glóbulos blancos especializados en la producción de anticuerpos, unas moléculas esenciales para desencadenar, gracias a su unión a los antígenos de un patógeno, una respuesta inmune frente a una infección.
2.2. Linfoma de células T
El linfoma de células T representa alrededor del 10% de casos de linfoma no hodgkiniano (en poblaciones asiáticas su incidencia es mayor) y es aquel que afecta a los linfocitos T, que pueden ser de dos tipos. Por un lado, tenemos los linfocitos T CD8+, que son aquellos glóbulos blancos que, después de ser alertados por parte de los linfocitos B, se desplazan hasta el foco de la infección y empiezan a liberar sustancias que destruyen a los gérmenes. Y, por otro lado, tenemos los linfocitos T CD4+, con la función de estimular y hacer más efectiva la respuesta inmune al incitar a los linfocitos B a producir todavía más anticuerpos.
2.3. Linfoma de células Natural Killer
El linfoma de células Natural Killer o células NK representa menos del 1% de casos de linfoma no hodgkiniano y es aquel que consiste en la proliferación maligna de las células Natural Killer, los glóbulos blancos que, al igual que los linfocitos T CD8+, están especializados en destruir gérmenes, pero, a diferencia de estos, lo hacen de forma poco selectiva, sin necesidad de que entren en juego antígenos ni anticuerpos. Reciben este nombre porque son “asesinos” que patrullan nuestro cuerpo.
2.4. Linfoma indolente
Una última clasificación dentro de los linfomas no hodgkinianos se hace de acuerdo a la gravedad de los mismos. Un linfoma indolente es aquel que crece lentamente y que, tras el diagnóstico, es posible que no sea necesario iniciar un tratamiento. La vigilancia activa permite controlar su progreso y, en caso de que haya riesgos para la salud, iniciar un abordaje clínico generalmente mediante radioterapia.
2.5. Linfoma agresivo
Un linfoma agresivo es aquel que crece rápidamente y que tiene más riesgo de diseminar, por lo que el tratamiento debe iniciarse inmediatamente después del diagnóstico. La radioterapia puede servir si está localizado, pero lo más probable es que haya que recurrir a un tratamiento basado en una quimioterapia más intensiva.
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