Las cataratas son la primera causa de ceguera no infecciosa en el mundo, pero existen muchas más, sobre todo ligadas a condiciones socioeconómicas regionales. Veamos qué puede provocar pérdida de visión.
Samuel Antonio Sánchez Amador
Biólogo y divulgador científico
Temas relacionados
Ojos
Enfermedades
Infección
La ceguera es un problema grave a nivel social y sanitario. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que 2.200 millones de personas en todo el mundo viven con algún tipo de discapacidad visual y, además, la mitad de los casos se podrían evitar o retrasar con el tratamiento pertinente.
La mayoría de pacientes con pérdidas de visión graves son personas adultas y ancianas, pero este grupo de patologías pueden aparecer a todas las edades y en todo el espectro de géneros, grupos étnicos y asociaciones poblacionales. Sin ir más lejos, 153 millones de pacientes en el mundo padecen de discapacidad visual por errores de refracción no corregidos, es decir, miopía, hipermetropía o astigmatismo. Esta cifra no hará más que aumentar pues, según estudios, hasta la mitad de la población global será miope para el año 2050.
En base a todas estas cifras, vemos necesario informar a la población sobre los agentes causales de la pérdida de visión. Algunos de ellos son inevitables, pero otros se pueden corregir o frenar si se detectan a tiempo. Por ello, hoy te presentamos las 5 causas de ceguera más prevalentes a nivel global.
Cuáles son las causas de ceguera en el mundo?
La ceguera se define como una discapacidad sensorial que consiste en la pérdida parcial o total del sentido de la vista. El sistema visual abarca 3 partes distintas en concepto, pero indivisibles en la práctica: órganos periféricos (globos oculares y asociados), nervio óptico y centro visual del córtex cerebral. Si cualquiera de ellos falla, se pierde en mayor o menor medida la capacidad visual y, si esta afecta a ambos ojos, el paciente pierde el 80 % de sus habilidades para responder al ambiente.
Así es: la vista es responsable de casi todas nuestras respuestas ante los cambios y variaciones constantes que nos rodean. Por tanto, no es de extrañar que en los idiomas occidentales hasta el 70 % de las palabras estén relacionadas con la visión (ver, mirar, observar, ojear, leer, etc). Desde la conversación y transmisión de información verbal hasta la reacción ante un peligro inminente, nuestros ojos nos permiten “ser” a nivel de especie y sociedad.
Todos estos datos evidencian que vivir sin el sentido de la vista es posible, pero extremadamente difícil. A continuación, te presentamos algunas de las enfermedades que imposibilitan la vista a corto y largo plazo en el mundo. No te lo pierdas.
1. Cataratas
Las cataratas se definen como una opacidad parcial o total del cristalino, cuyo propósito general es permitir el enfoque de objetos situados a diferentes distancias en el plano tridimensional. El 71 % de las personas del mundo sufren cataratas a partir de los 70 años de edad, así que podemos afirmar sin duda que esta afección es la causa principal de ceguera no infecciosa en todo el planeta.
Cuando un paciente tiene cataratas, el cristalino se nubla, así que su visión general se mostrará “empañada” o “empolvada”. La mayoría de estos cuadros clínicos se desarrollan lentamente con la edad y, como resultado, es probable que el individuo no perciba la pérdida gradual de visión hasta que esta es muy obvia. De todas formas, este evento clínico también se puede ver propiciado por un traumatismo directo, tras el cual se evidencia de forma obvia la falta de visión.
Se calcula que el 90 % de las personas ciegas en el mundo viven en países con economías emergentes y el 80 % de ellas son mayores de 50 años, así que claramente esta condición está ligada a la edad y las condiciones socioeconómicas personales. De todas formas, la diabetes, el tabaquismo, la exposición a la luz ultravioleta y otros eventos dañinos pueden acelerar el proceso o fomentar su aparición.
Más allá de todos los condicionantes exógenos citados, el tiempo es el principal factor de riesgo: las células del cristalino van perdiendo organización a nivel del citoesqueleto y, además, sintetizan cuerpos densos y vacuolas que dificultan mucho la visión, debido a la pérdida de transparencia.
Esta patología solo se puede abordar con cirugía, mediante el uso de láseres que permiten el vaciado del cristalino opacificado. Tras ello, se introduce una lente intraocular que permitirá al paciente recuperar la visión en mayor o menor medida, en muchos casos revirtiendo la situación casi hasta un marco de normalidad.
2. Glaucoma
El glaucoma se caracteriza generalmente por el aumento patológico de la presión intraocular. Los seres humanos presentamos en los ojos una sustancia fluida que se conoce como humor acuoso, situado entre las cámaras anterior y posterior del ojo, cuya función es brindar nutrientes y sustancias a las capas que no se ven irrigadas directamente por capilares sanguíneos. Si este líquido no drena bien y se acumula, se produce un aumento de la presión intraocular, lo que favorece la aparición del temido glaucoma.
El glaucoma puede ser de ángulo cerrado o abierto, siendo la segunda variante la más común y silenciosa (más del 60 % de los casos). La prevalencia se sitúa entorno al 2 y 4% de la población general con más de 40 años, lo que convierte a esta patología en la segunda causa de ceguera en todo el mundo.
A medida que la presión intraocular daña al nervio óptico, el paciente va perdiendo visión de forma lenta y progresiva. Con frecuencia, en el glaucoma de ángulo abierto no hay síntomas ni dolores, así que se conoce con razón a la patología como “la ladrona de visión silenciosa”. Cabe destacar que se puede evitar su avance hacia la ceguera con diversos tratamientos y cirugías, pero, una vez se producen los daños en el nervio, el porcentaje de agudeza visual perdido no se puede recuperar de ninguna forma.
3. Oncocercosis
Entramos en terrenos patológicos muy desconocidos para la mayoría de habitantes en países occidentales, pero que castigan duramente a las regiones de bajo ingreso. El causante de esta enfermedad es el nematodo Onchocerca volvulus, que utiliza como vehículo a varias especies de moscas negras. La infestación de estos parásitos provoca dermatitis, atopia de la piel y queratitis (inflamación de la córnea) que, en los casos graves, puede traducirse en una ceguera permanente.
En las infecciones crónicas, con el tiempo, la córnea infectada e inflamada puede volverse opaca, lo que favorece una pérdida drástica de visión en el paciente. El 99% de los afectados por esta patología se encuentran localizados en África, pero esto no evita que las cifras sean extremadamente preocupantes: 18 millones de personas están infectadas en cualquier momento y lugar dado, 270.000 de ellas con ceguera irreversible. Debido a estos datos, la oncocercosis es la primera causa de ceguera en muchas regiones africanas.
4. Tracoma
Alrededor de 2 millones de personas presentan una pérdida parcial o total de visión por el tracoma, una infección bacteriana por parte de Chlamydia trachomatis, que afecta a los ojos. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), 450.000 personas quedan ciegas anualmente por este patógeno, lo que convierte al tracoma en la causa de ceguera infecciosa más importante en todo el mundo.
Esta patología es contagiosa y se propaga a través de secreciones y esputos emitidos por las personas infectadas. Todo comienza con una inflamación folicular del ojo, lo que provoca cambios en el párpado superior. Si la infección se repite de forma prolongada, el párpado se deforma, lo que hace que las pestañas se inviertan (triquiasis) y raspen la córnea del ojo, causando daños irreversibles a largo plazo.
En las primeras etapas, los antibióticos suelen ser suficientes para evitar el empeoramiento del cuadro clínico. Cuando ya se ha producido afectación corneal, la cirugía de rotación palpebral o el trasplante de córnea pueden ayudar al paciente a recuperar la visión. Por desgracia, como el 85 % de los infectados están situados en África, a muchos se les niega cualquier tipo de abordaje clínico y sufren pérdidas de visión completamente prevenibles.
5. Errores refractivos sin corregir
Alrededor de 124 millones de personas en todo el mundo presentan errores refractivos sin corregir, es decir, miopía, hipermetropía o astigmatismo. Con unas gafas o unas lentillas sería suficiente para que estos pacientes recuperaran la visión, pero como podrás imaginar, la condición socioeconómica en ciertas regiones del mundo imposibilitan una tarea tan sencilla como conseguir unas gafas.
Resumen
Como habrás podido observar, en este mundo, la vista es cuestión de privilegio. En un país de alto ingreso una persona puede tratarse las cataratas, comprarse unas gafas si es miope, evitar la progresión del glaucoma y acabar con el tracoma con unas sencillas dosis de antibióticos orales. Además, los habitantes de los países industrializados en zonas frías no tienen ni que preocuparse de la oncocercosis, ya que el 99 % de los infectados están en África.
Por desgracia, la realidad en los países de bajo ingreso es mucho más cruel. Algo tan sencillo como un par de gafas o un antibiótico son imposibles de conseguir en los países más pobres del mundo y, por tanto, una infección o un error refractivo completamente tratables se pueden convertir en una ceguera irreversible con el tiempo. Sin duda, tenemos suerte de poder ver, pues está claro que las probabilidades de hacerlo dependen del lugar de nacimiento y las condiciones socioeconómicas.
Post comments