Los orzuelos son inflamaciones oculares de origen bacteriano muy comunes que pueden solucionarse sin necesidad de tratamiento específico. Aquí te mostramos cómo afrontarlos.

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Samuel Antonio Sánchez Amador

Biólogo y divulgador científico

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Tal y como indican documentos elaborados por expertos en medicina, el farmacéutico suele enfrentarse en su actividad diaria a muchas consultas relativas a afecciones oculares leves y urgencias oftalmológicas. El ojo seco, el ojo rojo, la blefaritis y la pérdida de visión son algunos de los motivos por los cuales los ciudadanos acudimos con frecuencia al médico generalista.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) fomenta aún más la idea de que el aparato ocular humano es extremadamente delicado: según esta entidad, las enfermedades oculares son tan comunes que el 100% de personas que vivan lo suficiente experimentarán al menos una a lo largo de sus vidas. Por esta razón, aproximadamente 2.200 millones de pacientes en la Tierra presentan algún tipo de discapacidad visual o ceguera.

Más allá de los errores de refracción (miopía, hipermetropía, presbicia y astigmatismo), existen múltiples bacterias, virus, hongos y otros parásitos más grandes que pueden infectar el aparato ocular del individuo, generando una serie de síntomas característicos. Hoy te lo contamos todo sobre el orzuelo ocular, una entidad clínica muy común en prácticamente todo el mundo. No te lo pierdas.

Qué es un orzuelo?

A nivel clínico, un orzuelo se define cómo un bulto rojo y doloroso cerca del borde del párpado, parecido a un grano. Generalmente se trata de un absceso localizado en una de las glándulas de Zeiss o de Moll, estructuras sebáceas unilobulares o grandes (dependiendo del tipo) localizadas al margen del párpado del ojo, cuya función es secretar sustancias aceitosas hacia la porción media del folículo piloso de la pestaña o a las lágrimas oculares.

Se diferencian 2 tipos de orzuelo, dependiendo de su localización en el ojo. Te resumimos sus particularidades.

1. Orzuelo externo

Es superficial y se localiza en la base (folículo) de la pestaña. Se inicia con dolor y enrojecimiento, además de presentar un punto amarillento en el centro del absceso, que corresponde a la supuración de la zona. El pus almacenado es producto de glóbulos blancos muertos, líquidos, colesterol, glucosa y restos de los patógenos. En este caso, el absceso se acaba rompiendo, liberando la sustancia purulenta y provocando una disminución del dolor en el paciente.

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2. Orzuelo interno

Es mucho menos común que el externo, pero bastante más doloroso. Es más profundo que el orzuelo externo (pues infecta a las glándulas de Meibomio) y puede verse a través de la conjuntiva, mediante una elevación de la glándula afectada. Raramente se rompe de forma espontánea y suele reaparecer con el tiempo.

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Cuáles son las causas de la aparición de un orzuelo?

La incidencia general de las inflamaciones oculares es de un 5,9% de la población, siendo el orzuelo responsable del 4,8% (chalaziones 0,9% y ambas 0,1%). La edad media de aparición es de 40 años de edad, más frecuente en mujeres que en hombres, y el orzuelo se presenta generalmente en los párpados superiores.

La causa más habitual de este tipo de infecciones es la infiltración y proliferación de bacterias de la especie Staphylococcus aureus en las glándulas oculares ya descritas previamente. Una vez instaurados en el tejido del hospedador, estos microorganismos liberan citotoxinas, enterotoxinas, toxinas exfoliativas y una serie de secreciones que provocan daños directos sobre los tejidos infectados. Esto provoca respuestas inflamatorias por parte del sistema inmune y liberación de pus.

También se asocia la aparición de orzuelos con la blefaritis seborreica. En esta patología, se inflama de forma crónica el borde palpebral, con una consecuente formación de escamas grasientas características. Además de orzuelos, esta enfermedad puede promover la sequedad ocular secundaria, que se manifiesta con picor, quemazón y sensación de cuerpo extraño en el ojo. Factores emocionales como el estrés o cambios hormonales también pueden propiciar la recurrencia de un orzuelo en momentos posteriores.

Síntomas de un orzuelo

En base a lo que indican la Clínica Mayo y otras entidades médicas profesionales, te presentamos una lista con los síntomas más comunes de un orzuelo:

  • Un bulto doloroso en el párpado superior o inferior (generalmente superior) parecido a un forúnculo o un grano. En realidad, se trata de un pequeño absceso.

  • Dolor en uno o ambos párpados.

  • Hinchazón y enrojecimiento de las zonas oculares comprometidas.

  • Lagrimeo excesivo.

Los orzuelos externos se desarrollan 1-2 días después del episodio infectivo, y pueden manifestarse además con fotofobia (evitación de la luz) y sensación de cuerpo extraño, es decir, “como si el paciente tuviera un granito de arena dentro del ojo”. A los 2-4 días, la lesión se abre y se produce la salida de pus, aliviando la sintomatología del paciente y resolviéndose así la infección por sí misma.

El caso de los orzuelos internos es un poco más complicado. A menudo, los pacientes lo confunden con los chalaziones, otro tipo de infecciones que cursan con una sintomatología prácticamente igual. Durante este cuadro clínico, la inflamación e infección de las estructuras oculares internas pueden tornarse graves, provocando hasta escalofríos y fiebres en el paciente. Como ya hemos dicho, la rotura espontánea del absceso formado es muy poco frecuente.

Diagnóstico

Este tipo de infección se detecta en la mayoría de los casos únicamente mediante una inspección ocular rutinaria. De todas formas, a veces son necesarios procesos específicos para diferenciar los orzuelos de una celulitis preseptal o un granuloma piógeno (diagnóstico diferencial).

Tratamiento

En la mayoría de los casos, los orzuelos no requieren un tratamiento específico. El propio sistema inmune lucha contra la infección, la cual es autorresolutiva y se soluciona por sí sola a los pocos días de su aparición.

El uso de antibióticos tópicos no es eficaz, y los sistémicos suelen estar contraindicados, ya que se tratan de infecciones banales que suelen resolverse con prontitud. Aplicar antibióticos orales en estos casos puede suponer más un peligro que un beneficio, pues favorece por selección positiva la permanencia de las bacterias resistentes, lo que podría llegar a promover que se produjeran casos más graves en un futuro.

Por esta razón, los antibióticos solo se conciben cuando la infección persiste en el tiempo o va más allá de la zona esperada. En caso de que presentes un orzuelo y este no comience a mejorar tras 48 horas o el enrojecimiento o hinchazón se transmita a otras partes de la cara, te recomendamos acudir con presteza al médico. Esto es un signo de que la infección se está diseminando.

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Opciones quirúrgicas

La mayoría de los orzuelos desaparecen en un máximo de 10 días, pero si no lo hacen, se considera que están enquistados. Esto supone la presencia permanente de una bola de purulenta en la zona del párpado afectado que, además de ser antiestética, duele si se ejerce presión sobre la misma. Primero, se intentará eliminar la formación con antibióticos y corticoides tópicos indicados por el oftalmólogo, pero, si esto no es posible, se recurre a un abordaje quirúrgico.

El procedimiento no puede ser más sencillo: se aplica una dosis de anestesia local en la zona afectada del paciente y se procede a drenar el pus del absceso. Además, no se requiere de la aplicación de puntos ni nada por el estilo, pues la incisión es ínfima. Más allá de usar pomadas con antibióticos en la zona afectada durante unos pocos días, la persona afectada puede llevar una vida completamente normal tras la intervención.

Resumen

Los orzuelos son extremadamente comunes en la población general, pues las bacterias nos rodean por todas partes y a veces estas pueden asentarse en zonas no deseadas. Por suerte, se trata de una infección autorresolutiva que comienza a mejorar en 48 horas y desaparece en un máximo de 10 días.

A pesar de que no suele ser necesario un tratamiento, sí que existen ciertos parámetros que se pueden seguir desde casa para aliviar el dolor y malestar ocular. Por ejemplo, la mayoría de los portales consultados aconsejan colocarse compresas de agua tibia en el lugar afectado, durante 10-15 minutos, unas 3-4 veces al día. Con suficiente paciencia y atención, el orzuelo típico se resuelve por sí solo en la mayoría de los casos.