El desprendimiento de retina es una situación de emergencia en la que esta membrana sensible a la luz se separa de su posición normal. Debe tratarse inmediatamente para evitar la pérdida de visión.
Pol Bertran Prieto
Microbiólogo, divulgador científico y Youtuber
Temas relacionados
Enfermedades
Ojos
Los ojos son órganos formados por distintas estructuras que, trabajando de forma coordinada, hacen posible la existencia del sentido de la vista, aquel capaz de transformar la información lumínica en señales nerviosas asimilables para el cerebro.
No nos quedamos cortos al decir que los ojos son uno de los órganos más increíbles del cuerpo humano. Y no solo por permitirnos ver lo que sucede a nuestro alrededor, sino porque están compuestos por estructuras tremendamente sensibles que se coordinan perfectamente a nivel anatómico y fisiológico.
Y una de las más relevantes estructuras oculares es, sin duda, la retina, una membrana dotada de fotorreceptores, un tipo de neuronas especializadas tanto en distinguir los colores como en transformar la luz que impacta sobre esta pantalla de proyección en impulsos nerviosos que viajarán al cerebro.
Pero como estructura orgánica que es, la retina es susceptible de padecer trastornos. Y uno de los más peligrosos es su desprendimiento, una situación de emergencia en la que esta membrana se separa de su posición normal y que, de no ser tratada inmediatamente, puede provocar la pérdida irreversible de la visión.
Qué es el desprendimiento de retina?
El desprendimiento de retina es una situación de emergencia clínica en la que esta membrana fotosensible, debido a un desgarro, se separa de su posición normal. Por lo tanto, consiste en la separación de la retina de sus capas de soporte que la mantienen anclada a la región posterior del ojo.
Cuando se provoca este desprendimiento, la retina se separa de la capa de vasos sanguíneos que, en condiciones normales, dan a esta membrana el oxígeno y los nutrientes que necesita para cumplir su función fisiológica, la cual no es otra que la de contener a las únicas células del cuerpo con propiedades fotorreceptoras.
En este sentido, las células fotosensibles de la retina, al producirse esta separación de la membrana, dejan de recibir aquello que necesitan para sobrevivir, entrando así en una cuenta atrás. El tratamiento debe realizarse inmediatamente y volver a posicionar la retina en su lugar, pues cuanto más tiempo pase desprendida, más probable es que el paciente sufra una pérdida permanente de visión en el ojo afectado.
Este desprendimiento de retina puede suceder a cualquier edad, teniendo una incidencia aproximada de 1 caso por cada 15.000 habitantes, aunque es mucho más frecuente en mayores de 40 años, especialmente hombres.
“Afortunadamente”, el desprendimiento de retina da una serie de síntomas o señales clínicas que comentaremos extensamente a continuación y que alertan de su aparición, dando tiempo a la persona a que acuda a los servicios médicos adecuados, donde será tratada de emergencia mediante cirugía.
Causas
La retina es la parte más posterior del ojo (la que está en la parte más trasera del mismo) y se trata de una especie de pantalla de proyección en la que incide la luz después de que esta haya viajado a través del humor vítreo (el medio líquido del globo ocular). Se trata de la única estructura del ojo realmente sensible a la luz.
Y es que la superficie de esta membrana contiene fotorreceptores, unas células del sistema nervioso que distinguen los colores y que pueden transformar, a través de unos procesos fisiológicos muy complejos, la información lumínica en señales eléctricas capaces de viajar al cerebro a través del nervio óptico. Una vez ahí, este impulso nervioso es descodificado por el cerebro y podemos ver.
Pero, ¿cómo se desprende esta membrana? El desprendimiento de retina puede suceder de distintas formas, teniendo cada una de ellas unas causas concretas asociadas. Veámoslas:
Desprendimiento regmatógeno: La causa más frecuente de todas. Debido a un traumatismo, una miopía muy grave, antecedentes familiares (entraría en juego el factor genético hereditario) o, lo que es más frecuente, un cambio en la consistencia del humor vítreo (algo vinculado al envejecimiento), se puede producir un desgarro u orificio en la retina, cosa que hace que entre líquido en los tejidos subyacentes y, por simple presión, la retina se desprende de su posición normal.
Desprendimiento exudativo: En este caso, el desprendimiento también se produce porque hay una infiltración de humor vítreo (recordemos que es el medio líquido del interior del globo ocular) en el interior de la retina, aunque en este caso no se produce por ningún desgarro en su superficie. Suele deberse a una degeneración vinculada a la edad de la mácula (una región muy concreta de la retina situada en su parte central y que es la más sensible a la luz), aunque las reacciones autoinmunes, las lesiones oculares e incluso los tumores malignos pueden ocasionarla.
Desprendimiento traccional: En este caso, el desprendimiento se produce cuando, generalmente debido a una diabetes mal controlada, a una inflamación crónica de la retina o a haber pasado por una cirugía previa de la propia retina, se forma tejido cicatrizal en la superficie de la retina, cosa que puede hacer que se vaya alejando de su posición normal hasta que se produce este desprendimiento.
Como vemos, a pesar de que distintas afecciones puedan provocar un desprendimiento de la retina, la causa más habitual de su aparición es que, debido a un cambio en la consistencia del humor vítreo vinculada a la edad, este líquido gelatinoso puede infiltrarse en el interior de la retina a través de un orificio o desgarro, haciendo que empuje a la membrana hacia fuera y separándola de su posición normal.
En este sentido, podemos describir algunos claros factores de riesgo que, si bien no son causa directa, sí que aumentan las probabilidades de que la persona sufra un desprendimiento de retina: tener más de 40 años (la incidencia máxima se da entre los 50-70 años), ser hombre, tener antecedentes familiares, haber pasado por alguna cirugía ocular (como una extracción de cataratas), sufrir miopía extrema, haber tenido ya un desprendimiento de retina en uno de los dos ojos, haber sufrido recientemente un traumatismo o lesión ocular o padecer alguna patología ocular (como la degeneración reticular, la uveítis o la retinosquisis).
Síntomas
El desprendimiento de retina provoca una serie de síntomas que debemos conocer. Es importante recordar que no causa dolor, pero sí que genera una serie de signos clínicos que advierten de su desarrollo. Si acudimos al médico inmediatamente después de experimentarlos, el pronóstico será muy bueno.
Los principales síntomas son los siguientes: aparición de flotadores u objetos flotantes (pequeñas manchas o puntos en el campo visual), fotopsia (destellos de luz en el ojo afectado), visión borrosa (debido al sangrado procedente de los vasos sanguíneos cercanos, que provocan opacidad), sombra similar a una cortina y reducción de la visión periférica (perdemos visión por los laterales).
Estos son las manifestaciones más comunes. Como vemos, no se produce dolor en el ojo afectado, así que no hay que esperar a observarlo para acudir al médico. Solicitar atención médica inmediatamente es imprescindible, pues el desprendimiento de retina no tratado a tiempo puede derivar en una complicación muy grave: la pérdida permanente de visión en el ojo afectado. Cuanto más tiempo tardemos en pedir ayuda, mayor riesgo corremos.
Tratamiento
Antes de analizar las formas de tratamiento del desprendimiento de retina, es importante tener en cuenta varias cosas: no todos los desprendimientos se pueden reparar, no siempre se consigue recuperar la visión por completo y el pronóstico depende tanto de la localización del desprendimiento como de su magnitud, así como del tiempo que tardemos sin recibir atención médica.
Por norma general, si la mácula (ya hemos dicho que es la parte central de la retina, la región que se encarga de la visión detallada) no ha sufrido daños, el pronóstico tras recibir el tratamiento suele ser muy bueno.
Pero, ¿en qué consiste el tratamiento? Siempre (o casi siempre) se debe realizar una cirugía ocular para reparar un desprendimiento de retina. Hay distintas técnicas quirúrgicas y el cirujano elegirá una u otra dependiendo de las características del desprendimiento y después de hacer un balance de riesgos y beneficios.
Si acudes al médico cuando todavía no se ha producido el desprendimiento como tal (has sido rápido y ante los síntomas de desgarro retinal ya has solicitado atención), el tratamiento consistirá en evitar que esta situación derive en un desprendimiento, cosa que puede conseguirse mediante cirugía láser (se dirige un láser a través del ojo para provocar una quemadura en el lugar del desgarro y estimular su cicatrización, cerrando el orificio e impidiendo que penetre el humor vítreo) o por congelación (se aplica una sonda de criopexia para cicatrizar la herida mediante el frío).
Ahora bien, si no has tenido tanta suerte y llegas al médico cuando el desgarro ya ha derivado en un desprendimiento propiamente dicho, las dos opciones anteriores no servirán. Tiene que repararse el desprendimiento.
Y para ello, se optará por alguna de las siguientes técnicas: retinopexia neumática (inyectamos aire en el ojo para que se forme una burbuja en el humor vítreo para que, por presión, la retina vuelva a situarse en su sitio), introflexión escleral (se cose una pieza de silicona en la esclerótica, que es la membrana blanca que rodea todo el globo ocular, para reducir la presión del humor vítreo) o vitrectomía (se extrae el humor vítreo y se inyecta aire o aceite de silicona para aplanar la retina y que esta regrese a su posición).
Post comments