La cirugía refractiva es una intervención que emplea técnicas láser para corregir defectos de visión. Aunque es una alternativa eficaz que ofrece mejor calidad de vida a los pacientes, no está exenta de inconvenientes.

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Natalia Menéndez Martínez

Psicóloga

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Los ojos constituyen uno de los órganos esenciales de la anatomía del ser humano, pues son la ventana que nos permite captar la realidad que nos rodea. Sin embargo, estos pueden fallar en ocasiones, ya sea por algún problema congénito o por factores como el envejecimiento. Esto desencadena problemas de visión muy extendidos en la población, como la miopía, la hipermetropía o el astigmatismo.

Tradicionalmente, la solución principal ante estas dificultades de visión ha sido el empleo de gafas o, en su caso, lentes de contacto. Sin embargo, este tipo de medidas cuentan con algunos inconvenientes, como por ejemplo la incomodidad o la imposibilidad de utilizarlos en ciertos escenarios.

Por todo ello, en los últimos años se han producido importantes avances tecnológicos en el campo de la oftalmología, que han permitido hallar alternativas que mejoren la calidad de vida de las personas con problemas de visión. En este sentido, la cirugía láser (conocida como cirugía refractiva) ha empezado a popularizarse como una vía cada vez más extendida que permite corregir los defectos visuales.

Las operaciones de vista: ¿sí o no?

Este tipo de intervenciones han demostrado ser eficaces y han favorecido la comodidad de los pacientes. Además, su postoperatorio es muy rápido, por lo que la persona puede incorporarse a su rutina normal con prontitud. Es importante señalar que esta cirugía no permite aumentar la cantidad de visión, sino la calidad de la misma.

No obstante, como cualquier otra intervención médica, cuenta con algunas desventajas que es necesario contemplar. En algunos casos esta opción ni siquiera es viable, pues es incompatible con ciertas edades y condiciones médicas. En definitiva, es una solución que solo se puede ejecutar en ciertos problemas de visión, no en todos, y en perfiles determinados de pacientes. Por esta razón, el posible candidato deberá previamente ser evaluado para determinar su idoneidad.

Actualmente, los protocolos establecidos permiten que pueda valorarse esta intervención en pacientes a partir de los 18 años. No obstante, siempre se debe contar con el visto bueno del médico, que valorará si la persona cumple con los requisitos mínimos y si su historial médico es compatible con esta cirugía. En menores de esta edad y personas que comienzan a entrar en la vejez no se recomienda realizar esta cirugía. Si te estás planteando operarte la vista, en este artículo vamos a repasar las principales ventajas y desventajas de este procedimiento para que puedas tomar la mejor decisión para ti.

Qué ventajas tiene operarse la vista?

A continuación, vamos a repasar las ventajas principales de operarse la vista.

1. Es indoloro

Uno de los temores más frecuentes en relación con esta intervención es si es doloroso. Lo cierto es que, sorprendentemente, no. Normalmente, se aplican gotas anestésicas en la superficie ocular, de forma que las únicas molestias que se pueden sentir son las producidas al mantener el ojo abierto con el empleo de un dispositivo llamado blefaro.

Una vez realizada la intervención, el postoperatorio tampoco implica dolor, solo algo de picor o sequedad ocular que se pueden aliviar con el uso de lágrimas lubricantes. Además, el médico responsable probablemente prescriba algún antibiótico para evitar infecciones y complicaciones.

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2. Es rápido

Este es otro de los puntos fuertes de este tipo de intervención. La duración de esta cirugía es de unos cinco minutos por cada ojo. Después de ello, el paciente debe permanecer alrededor de 20 minutos en reposo en la clínica. Además, no podrá irse solo del lugar, pues en los momentos inmediatamente posteriores es normal que lo vea correctamente. Como ves, es un proceso muy rápido.

3. Mejorará tu calidad de vida

Por supuesto, operarse te permitirá mejorar la calidad de tu vista y, por ende, aumentará tu bienestar. El uso de gafas o lentes de contacto puede ser muy incómodo y limitante en ciertos escenarios, como por ejemplo al practicar deporte. Por ello, operar la vista puede suponer un gran cambio en este sentido.

4. Postoperatorio sencillo

Otro aspecto positivo de esta intervención es que su postoperatorio suele ser corto y muy llevadero, aunque por supuesto cada persona es diferente. Los avances tecnológicos en este campo han permitido a los pacientes recuperarse gradualmente de forma rápida en las 24 horas posteriores a la operación. Por ello, lo más habitual es que la persona se pueda incorporar al trabajo con normalidad al día siguiente. No obstante, de forma preventiva se suele recomendar mantener reposo preventivo en casa un par de días hasta volver a la normalidad.

Cabe señalar que el tiempo de reposo después de esta cirugía puede ser superior al promedio en aquellas personas que realizan trabajos que requieren una gran concentración visual (por ejemplo, utilizando ordenador). De igual forma, se recomienda posponer un poco más la vuelta a la rutina si en el entorno laboral hay riesgos como por ejemplo: posibilidad de sufrir un golpe, deportes acuáticos, polvo en suspensión, riesgo de infecciones, etc.

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5. Aumentará tu autoestima

Pasar por esta intervención también tendrá repercusiones en tu autoestima. Muchas personas que deben utilizar gafas no se ven a gusto con ese accesorio, pues cambia su apariencia. Retirar la gafa muchas veces es de ayuda para que haya mayor autoconfianza y satisfacción con el propio aspecto.

Qué inconvenientes tiene operarse la vista?

Si bien operarse la vista puede reportar, como hemos visto, numerosas ventajas, también hay algunos inconvenientes que es necesario valorar.

1. Efectos secundarios

Aunque el postoperatorio no suele ser complicado, a veces pueden aparecer ciertos efectos secundarios. Los más habituales son los ojos secos o los reflejos, especialmente de noche. Algunas personas pueden tener problemas para que su visión se estabilice, de forma que pueden reaparecer ciertas dioptrías después de la intervención.

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2. Problemas de adaptación

Aunque esto no es lo más habitual, hay personas que encuentran muchas dificultades para adaptarse a su nueva situación visual. En algunos casos pueden ser necesarias varias semanas hasta que el paciente consiga asimilar todos los cambios en su campo visual. Esto puede resultar molesto e incómodo, especialmente en los primeros días después de la intervención.

3. Aparición de la vista cansada o presbicia

En algunas personas este tipo de intervención puede estar contraindicada. Este es el caso de los pacientes que tienen una edad madura, ya que en ellos es habitual que pronto aparezca lo que se conoce como presbicia o vista cansada, un fenómeno natural con el envejecimiento del organismo. En este tipo de situaciones, se procura buscar otras alternativas terapéuticas, ya que una cirugía refractiva no va a impedir el deterioro de la vista asociado al paso de los años.

4. Puede que sigas necesitando gafas

Aunque esta intervención tiene un elevado grado de eficacia, lo cierto es que en algunas personas puede ser necesario seguir usando gafas en algunos momentos después de la cirugía. Esto es especialmente probable en aquellos pacientes que tienen defectos más severos, donde el uso de gafas o lentes en ciertas situaciones (conducir, exposición al sol, leer…) puede seguir siendo imprescindible para garantizar que la visión no quede perjudicada.

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Conclusiones

En este artículo hemos hablado acerca de la cirugía refractiva con láser, un tipo de operación que permite mejorar la calidad de la visión de aquellos pacientes con problemas visuales (miopía, hipermetropía, astigmatismo…). Esta técnica se ha popularizado en los últimos años debido a su eficacia y rapidez, aunque no está exenta de inconvenientes. Por este motivo, son muchas las personas que se plantean si deben operarse o no.

Lo cierto es que esta técnica puede ofrecer numerosos beneficios. Entre ellos se encuentra su rapidez, el postoperatorio breve y que es indolora. Además, en la mayoría de pacientes su eficacia es elevada, por lo que la persona puede dejar de utilizar gafas y lentes para su vida diaria, con todo lo que esto conlleva en un sentido práctico y estético.

No obstante, esta técnica no está libre de desventajas. Para empezar, no siempre es viable, pues es incompatible con ciertas condiciones médicas y franjas de edad. Por ello, antes de la intervención el médico debe evaluar al paciente para determinar si es buen candidato para operarse la vista. Aunque no es habitual, hay quienes sufren algunos efectos secundarios después de la cirugía, como picor o sequedad en los ojos. Además, en aquellos con dificultades visuales muy severas es posible que las gafas sigan siendo necesarias en algunas actividades, como leer o conducir.

Por todo ello, podemos concluir que la cirugía refractiva con láser no es una cura mágica que sirva para devolver la visión a todas las personas. Más bien, es una técnica avanzada que aumenta la calidad (que no la cantidad) de la visión en determinados pacientes con unas características determinadas (edad, historial médico, enfermedades, etc.).

Valorar si operarse la vista merece o no la pena depende de estos pros y contras y también de las necesidades y el estilo de vida de cada persona. Por ejemplo, puede ser una vía interesante si eres muy deportista o te pasas la vida cerca del agua. No obstante, el uso de las gafas entorpece muchos pequeños gestos de la vida cotidiana sin que nos demos cuenta.

Por ejemplo, si nos levantamos durante la noche al baño, tendremos que buscar nuestras gafas en la oscuridad sin ver absolutamente nada. En conclusión, una mejor visión es, en general, una mejora en la calidad de vida. Por todo ello, no dudes en consultar con tu médico esta posibilidad para determinar si tu perfil encaja con esta cirugía.