Los acúfenos son pitidos o zumbidos molestos que se perciben dentro de los oídos sin que haya una fuente externa que los genere. Veamos cuáles son sus causas y cómo puede tratarse esta situación.
Pol Bertran Prieto
Microbiólogo, divulgador científico y Youtuber
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Estaremos de acuerdo en que el sentido del oído, pese a no ser imprescindible para vivir, es esencial para nuestro bienestar y para las relaciones humanas, pues es gracias a él (y a las 12 partes anatómicas que lo conforman) que somos capaces de captar y procesar la información auditiva de lo que nos rodea.
El oído externo recibe los sonidos; el medio transmite las vibraciones; y el interno transforma estas vibraciones en impulsos nerviosos que viajarán al cerebro, donde estos mensajes eléctricos serán decodificados. Puede parecer un proceso sencillo, pero lo cierto es que es increíblemente complejo.
Y si a una delicadeza estructural le sumamos esta complejidad de procesos fisiológicos, llegamos al hecho de que, por desgracia, el oído humano es muy sensible a desarrollar problemas. Y todos conocemos la otitis, la hipoacusia, la anacusia, etc, pero hay algunos trastornos del oído menos famosos pero que pueden llegar a ser muy limitantes.
Estamos hablando de los acúfenos o tinnitus, un trastorno auditivo caracterizado por la percepción de pitidos o zumbidos molestos dentro de los oídos sin que haya ninguna fuente externa que los genere. Y en el artículo de hoy, de la mano de las más prestigiosas publicaciones científicas, exploraremos las causas, síntomas, prevención y tratamiento de estos acúfenos.
Qué son los acúfenos?
Los acúfenos o tinnitus es un trastorno auditivo caracterizado por la percepción recurrente de ruidos, zumbidos o pitidos dentro del oído sin que haya una fuente externa que genere vibraciones auditivas. Son pitidos dentro de la cabeza. No es una enfermedad, sino más bien un síntoma de algún trastorno asociado con el sentido del oído.
En este sentido, los acúfenos suelen describirse como pitidos, zumbidos, susurros, silbidos, murmullos o soplos que se escuchan claramente pero sin que nada externo esté generando estos sonidos. Se trata de un trastorno muy común que, si bien sus manifestaciones crónicas y graves son excepcionales, afecta de manera más o menos recurrente a entre el 10% y el 20% de la población.
En la mayoría de casos, los episodios de acúfenos son puntuales y no son molestos, pero hay ocasiones en las que, como veremos, este trastorno puede convertirse en una pesadilla que requiere de tratamiento para solucionar la situación.
Los sonidos tienden a ser de tono agudo y en los casos más serios, pueden llegar a alterar el sueño, dificultar enormemente la concentración, aumentar la irritabilidad, interferir en el desarrollo de actividades diarias, poner en riesgo de desarrollar estrés, ansiedad e incluso depresión y, consecuentemente, afectar a la calidad de vida. La pérdida auditiva asociada a los acúfenos es poco frecuente, pero la posibilidad está ahí.
El tratamiento, como veremos más adelante, se basa en solucionar el desencadenante que haya llevado a sufrir estos acúfenos. Por desgracia, revertir la situación no siempre es posible, pero incluso en estos casos hay alternativas clínicas para inhibir el ruido y evitar que estos pitidos afecten a nuestro día a día.
Cuáles son las causas de los acúfenos?
Por desgracia y pese a que cada vez conocemos más su naturaleza, las causas exactas detrás de la aparición de la tinnitus no están del todo claras. De hecho, muchas veces el origen exacto en un paciente se desconoce. De todos modos, sí que hay algunos desencadenantes más frecuentes detrás de los acúfenos.
Cabe destacar también que, como hemos dicho, es un trastorno auditivo bastante común, con una prevalencia mundial que se sitúa en torno al 10-20%. La incidencia es especialmente importante en la población de mayores de 50 años y no se han observado diferencias de prevalencia entre hombres y mujeres. Afecta igual a ambos sexos.
Pero, ¿por qué aparecen? Bueno, no parece que haya un mecanismo que explique la aparición de los acúfenos, sino que en su desarrollo estarían involucrados varios factores vinculados al sistema auditivo. Aun así, todo parece indicar que su origen se encontraría en alteraciones fisiológicas en la corteza auditiva del cerebro. Es decir, el origen de los acúfenos no está en los oídos como tal, sino en el sistema nervioso central.
En este sentido, cualquier anomalía que afecte al modo en el que el cerebro procesa los sonidos (o el modo en el que llegan los impulsos nervioso procedentes del oído) puede derivar en la aparición de estos acúfenos. Por ello, los principales factores de riesgo son los siguientes: traumatismos acústicos, hipoacusia (pérdida de audición descrita como una sordera parcial), envejecimiento natural, hipertensión, migraña, enfermedad de Ménière (acumulación de líquido en el oído interno), tapones de cera, efecto secundario de medicamentos ototóxicos, ateroesclerosis, otitis, endurecimiento de los huesecillos del oído, lesiones en la cabeza, anemia, consumo excesivo de cafeína, estrés crónico, tumores del sistema nervioso, problemas en la columna vertebral, disfunción temporomandibular, hiperacusia (mayor sensibilidad al sonido), exposición a ruidos fuertes…
Como vemos, las causas son muy variadas y no solo incluye daños físicos en el oído (como los tapones o los traumatismos), sino que puede ser la consecuencia de trastornos neurológicos o cardiovasculares e incluso de procesos infecciosos.
Además, solo el 5% de los acúfenos son objetivos, en el sentido que puede ser percibido por un médico (si el ruido se debe a un flujo sanguíneo anómalo que provoca sonidos pulsátiles). El 95% son acúfenos subjetivos en los que el origen del ruido no puede detectarse y, por tanto, solo es percibido por el paciente. Todo esto dificulta su diagnóstico y, sobre todo, encontrar la causa de fondo para dar con el tratamiento adecuado.
Qué síntomas tienen los acúfenos?
Como hemos dicho, los acúfenos no son una enfermedad por sí misma, sino más bien un sistema de un trastorno auditivo (o no auditivo) que se expresa con estos pitidos en el oído. Los acúfenos se manifiestan como zumbidos, ruidos, pitidos, susurros, silbidos, murmullos, sonidos de red eléctrica, chasquidos o soplos que se escuchan claramente pero sin que nada externo esté generando estos sonidos.
La intensidad y el tono (tienden a ser agudos) suelen variar, aunque los pitidos y la situación en general empeora cuando estamos en silencio, pues no recibimos otros estímulos auditivos y focalizamos la atención en estos zumbidos dentro de la cabeza. En algunos casos (acúfenos objetivos), los pitidos están sincronizados con el latido del corazón.
Normalmente, los acúfenos son de carácter leve y transitorio, por lo que suelen ser episodios breves poco molestos de carácter temporal que desaparecen sin mayores complicaciones. Y esto nos sucede a la mayoría de personas con mayor o menor frecuencia.
Sin embargo, el problema de verdad viene cuando estos episodios son frecuentes y largos. No siempre comportan una pérdida de audición (hipoacusia), pero sí otros síntomas secundarios que derivan más del malestar psicológico ocasionado por estos constantes zumbidos que por el daño auditivo o neurológico en sí mismo.
Cuando los acúfenos son de carácter más crónico, intensos y/o duraderos, pueden surgir complicaciones. Estamos hablando de problemas de insomnio (si los episodios se producen de noche y alteran el sueño), irritabilidad, dificultades de concentración, aumento de la irritabilidad, problemas para relacionarse, dolor de cabeza, fatiga, problemas de memoria, interferencia en las actividades diarias e incremento del riesgo de desarrollar estrés, ansiedad e incluso depresión.
Si los acúfenos aparecen solo de vez en cuando, no son molestos y desaparecen al poco tiempo, no hay de qué preocuparse. Como hemos visto, muchas situaciones (la inmensa mayoría, en absoluto graves) pueden hacer que sintamos zumbidos en los oídos. Pero cuando el problema es crónico, los zumbidos son intensos y aparecen de noche, entonces sí que habría que buscar atención y ponernos en manos de un otorrinolaringólogo.
Cómo se curan los acúfenos?
No existe un tratamiento quirúrgico ni farmacológico específico para curar los acúfenos. Pero tampoco es un problema. La inmensa mayoría de veces no hace falta tratarlos ya que no provocan demasiadas complicaciones y la persona puede vivir perfectamente con ellos, pues los episodios son poco recurrentes.
Pero en casos más graves, sí que hay que tratarlos. Y el principal obstáculo es el diagnóstico. Como hemos dicho, el 95% de los acúfenos son subjetivos y solo pueden ser percibidos por el paciente, cosa que dificulta mucho encontrar la causa de fondo.
Ahora bien, en cuanto se detecte, el tratamiento irá enfocado a corregir el desencadenante. El otorrinolaringólogo explorará la situación y verá (si puede, porque muchas veces la causa es desconocida) el origen de los acúfenos.
¿Se deben al consumo de medicamentos que presentan ototoxicidad? Se cambiará de fármacos. ¿Se debe al estrés? Se podrá ir a psicoterapia para mejorar la situación. ¿Se debe a la hipertensión? Se tomarán medidas para rebajar la presión arterial. ¿Se debe a una otitis? Se tratará la otitis con antibióticos. ¿Se debe a un consumo excesivo de cafeína? Se reducirá su ingesta. Y así con todas las causas que hemos detallado a continuación.
Ahora bien, es evidente que hay orígenes de los acúfenos que no pueden solucionarse (especialmente los vinculados a traumatismos acústicos irreversibles o alteraciones neurológicas) o simplemente la persona no responde bien a los tratamientos. En este caso, siempre que la tinnitus sea grave y esté afectando a la calidad de vida, podrán realizarse terapias para abordar directamente estos acúfenos.
Existen dispositivos similares a los audífonos que emiten sonidos de bajo volumen y que enmascaran a estos acúfenos, algo muy positivo especialmente por la noche. Por desgracia, más allá de estos dispositivos que inhiben parcialmente los zumbidos, seguimos sin tener un tratamiento específico para los acúfenos. Por ello, si no se encuentra (o no se puede corregir) el desencadenante, no siempre es sencillo deshacerse de ellos.
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