La rinitis y la sinusitis son dos patologías del sistema respiratorio relacionadas pero que, pese a que sus síntomas pueden confundirse, tienen unas bases clínicas distintas. Analicemos sus diferencias.

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Pol Bertran Prieto

Microbiólogo, divulgador científico y Youtuber

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Cada día respiramos unas 21.000 veces, haciendo circular más de 8.000 litros de aire por nuestro sistema respiratorio. Un sistema respiratorio absolutamente esencial para mantener todos los tejidos y órganos del cuerpo sanos a través de la oxigenación de las células que, eso sí, por su propia fisiología y morfología, está constantemente expuesto a las amenazas del medio externo.

Por ello, pese a las defensas naturales de sus estructuras y a la vigilancia que realiza el sistema inmunitario, es imposible evitar que las enfermedades respiratorias, por su complejidad anatómica y la constante exposición a peligros del ambiente, sean el grupo de trastornos con una mayor incidencia en el mundo.

Son muchas las patologías respiratorias que podemos sufrir: gripe, neumonía, asma, resfriado común, laringitis, faringitis, amigdalitis, bronquitis… Pero, entre todas, hay dos que, pese a que solamos olvidarlas cuando pensamos en este grupo de trastornos, son muy relevantes tanto por incidencia como por sintomatología. Estamos hablando de la rinitis y la sinusitis.

La rinitis consiste en una inflamación del revestimiento mucoso de las fosas nasales a raíz de una reacción alérgica o de una infección, mientras que la sinusitis es también una inflamación del tejido mucoso pero de los senos paranasales, unas cavidades huecas del cráneo. Aun así, como hay muchas más cosas a comentar para diferenciar estas dos patologías relacionadas pero tan distintas, en el artículo de hoy vamos a presentar las principales diferencias entre la sinusitis y la rinitis en forma de puntos clave.

Qué es la rinitis? ¿Y la sinusitis?

Antes de entrar en profundidad y presentar las diferencias entre ambas patologías, es interesante (a la vez que importante) que nos pongamos en contexto comprendiendo las bases clínicas individuales de cada una de ellas. De este modo, su relación, motivo de su confusión y diferencias empezarán a quedar mucho más claras. Veamos, pues, qué es exactamente la rinitis y qué es la sinusitis.

Rinitis: qué es?

La rinitis es una patología de origen alérgico o infeccioso que consiste en una inflamación de la membrana mucosa que recubre las fosas nasales. Así pues, la enfermedad consiste en que, a raíz de una reacción alérgica o de una infección, el revestimiento mucoso de la nariz se inflama y aparece una sintomatología que, si bien es leve, puede llegar a ser muy molesta.

En este contexto y por un lado, tenemos la rinitis alérgica, aquella que se debe a la exposición de un alérgeno que la persona ha inhalado y que desencadena una reacción inmunitaria de hipersensibilidad con liberación de histamina, que actúa como hormona desencadenando la inflamación del epitelio mucoso. Esta suele asociarse a una alergia al polen, a los hongos, a los ácaros, al polvo, etc.

Por otro lado, tenemos la rinitis infecciosa, aquella forma de la patología en la que la inflamación del revestimiento mucoso del interior de la nariz se debe a una infección de naturaleza generalmente vírica y, por regla general, por parte de los virus responsables del resfriado común (aunque también puede ser de origen bacteriano). Este proceso infectivo, por los daños en el epitelio y la propia actuación del sistema inmune, es lo que desencadena la inflamación.

Sea como sea, estamos ante una patología que afecta a más del 10% de la población en cualquiera de sus formas y que, independientemente de su origen, cursa con una sintomatología que consiste en picazón en la nariz, pérdida de olfato, estornudos, picor de ojos, molestias en la garganta, tos, enrojecimiento de ojos, pérdida de olfato, dificultades para conciliar el sueño, secreción de abundante mucosidad, congestión nasal…

En lo que a tratamiento se refiere, además de prevenir su aparición (evitando factores desencadenantes si se tiene alergia a algo, no fumar, controlar la salud respiratoria y no abusar de descongestionantes nasales), muchas veces es suficiente con remedios caseros y realizando lavados nasales para eliminar el exceso de moco. Para casos graves que no mejoran, se puede contemplar la administración de medicamentos. Y es que aunque sea una patología leve que se suele superar por sí sola, una rinitis mal tratada puede derivar en un caso de sinusitis. Hablemos de ella.

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Sinusitis: qué es?

La sinusitis es una patología de origen generalmente infeccioso que consiste en una inflamación de la membrana mucosa que recubre los senos paranasales, unas cavidades huecas en el cráneo que, en esta enfermedad, son colonizadas por bacterias o virus. Se trata de una patología que suele aparecer como una complicación de la rinitis, aunque también puede ser a raíz de un resfriado común.

En este sentido, la sinusitis se desarrolla cuando las aberturas paranasales quedan bloqueadas como consecuencia de la presencia excesiva de mucosidad (aunque esto también puede deberse a alteraciones fisiológicas en estos senos paranasales, a una inmunodebelitación, a una mala funcionalidad de los cilios de estas cavidades e incluso a cambios bruscos de altitud), cosa que permite que los patógenos crezcan en exceso.

Así, generalmente a raíz de una rinitis (de ahí que se conozca también esta complicación como rinosinusitis), aunque también puede asociarse con el resfriado común, se bloquean las aberturas de los senos paranasales (unos espacios llenos de aire en el cráneo por detrás de la frente) y se induce una proliferación de bacterias o virus que incitan una inflamación de esta mucosa.

La sintomatología, que surge aproximadamente una semana después de un cuadro de rinitis que no ha sido superado correctamente y que se percibe como un empeoramiento de los signos clínicos del mismo, consiste en, además de todos los síntomas que hemos visto en la rinitis, fiebre, cansancio, taponamiento de los oídos, sensación de presión en los ojos, dolor de cabeza, dolor en los dientes, dolor en la zona de los pómulos, sensibilidad facial, mal aliento, malestar general…

Como vemos, estos síntomas son más “graves” y, pese a que es poco habitual, existe el riesgo de que derive en complicaciones que sí que son severas como por ejemplo problemas de visión (en caso de que la infección se propague al globo ocular) e incluso meningitis. Por ello, pese a que por regla general es leve y se supera por sí sola en unos 10 días sin necesidad de tratamiento, hay que estar pendiente a su evolución.

Y en caso de que sea necesario y siempre y cuando la sinusitis se deba a una infección bacteriana (si es vírica, evidentemente no), se puede optar por un tratamiento a base de antibióticos. Además, si se prolonga demasiado y se cronifica, entonces sí que es esencial buscar atención médica, pues puede ser necesario una irrigación nasal salina, un tratamiento farmacológico e incluso una cirugía en caso de que la situación sea grave y se deba a una obstrucción de las aberturas paranasales.

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Sinusitis y rinitis: ¿en qué se diferencian?

Tras analizar extensamente las bases clínicas de ambas patologías, seguro que sus diferencias, además de su relación, han quedado más que claras. Aun así, por si necesitas (o simplemente quieres) disponer de la información con un carácter más visual y esquemático, hemos preparado la siguiente selección de las principales diferencias entre la sinusitis y la rinitis en forma de puntos clave.

1. La rinitis es una inflamación de las fosas nasales; la sinusitis, de los senos paranasales

Tanto la rinitis como la sinusitis consisten en una inflamación del epitelio mucoso del aparato respiratorio, pero la diferencia clave está en la ubicación. La rinitis se basa en una inflamación, desencadenada por una reacción alérgica o una infección vírica, de las fosas nasales. Es decir, es un proceso inflamatorio en el revestimiento mucoso de la nariz.

En cambio, la sinusitis se basa en una inflamación, desencadenada generalmente por una infección bacteriana o vírica, de los senos paranasales, unas cavidades huecas llenas de aire en el cráneo detrás de la frente por una obstrucción de las aberturas de las mismas a raíz normalmente de una presencia excesiva de mucosidad.

2. La sinusitis suele ser una complicación de la rinitis

La explicación de su relación y confusión es que, muchas veces, la sinusitis es una complicación de la rinitis, condición clínica que recibe el nombre de rinosinusitis. Y es que aunque pueda deberse también a la complicación de un resfriado e incluso a una alteración en la fisiología de los senos paranasales que provoca una obstrucción de sus aberturas, es relativamente habitual que un cuadro de rinitis severa no tratada derive en un cuadro de sinusitis.

La producción excesiva de moco propia de la rinitis (normalmente de origen infeccioso) puede ocasionar una obstrucción de las aberturas paranasales y la consecuente proliferación de bacterias patógenas o virus que provocarán una inflamación del revestimiento mucoso de estas cavidades.

3. La sintomatología de la sinusitis es más severa

Por la simple localización de la infección, es lógico que la sintomatología de la sinusitis sea más intensa que la de la rinitis. Y es que a los síntomas de esta rinitis (congestión nasal, pérdida de olfato, estornudos, picor de ojos, tos, picor de nariz y secreción nasal), habría que añadir goteo post nasal (secreciones que drenan directamente hacia la garganta), fiebre, dolor de cabeza, malestar general, cansancio, sensación de presión en los ojos, sensibilidad facial, taponamiento de oídos, etc.