Con sus más de 1’8 millones de nuevos casos diagnosticados cada año, el cáncer colorrectal, el que se desarrolla en el intestino grueso, es el tercer tipo de cáncer más frecuente en el mundo.

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Pol Bertran Prieto

Microbiólogo, divulgador científico y Youtuber

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El cáncer es la enfermedad más temida en el mundo. Y no solo por su gravedad, la (todavía) carencia de una cura y la severidad de las terapias y tratamientos, sino por su elevada frecuencia. Y es que se estima que 1 de cada 3 mujeres y 1 de cada 2 hombres desarrollarán algún tipo de cáncer a lo largo de su vida.

Las estadísticas indican que cada año se diagnostican unos 18 millones de cánceres en todo el mundo. De todos modos, de los más de 200 tipos de cáncer que existen, 13 millones de estos 18 corresponden a alguno de los 20 tipos de cáncer más frecuentes.

El de pulmón y el de mama son los que tienen una mayor incidencia. De hecho, solo estos dos ya representan el 25% de todos los diagnósticos oncológicos. Después, el de colon, el de próstata, el de piel, el de estómago, el de hígado o el de esófago son otros de los más comunes.

En el artículo de hoy nos centraremos en analizar la naturaleza de uno de ellos: el colorrectal. Este cáncer es el que se desarrolla en el intestino grueso y tiene una muy elevada incidencia. Por ello, estudiaremos tanto las causas de su desarrollo como los síntomas asociados, así como las mejores formas de prevenir su aparición.

Qué es el cáncer colorrectal?

El cáncer colorrectal es aquel tumor maligno que se desarrolla en las células del intestino grueso (colon), es decir, en la parte final del aparato digestivo, aunque puede llegar hasta el recto anal. Con sus 1’8 millones de nuevos casos diagnosticados anualmente, es el tercer tipo de cáncer más común en el mundo, solo por detrás del de pulmón y el de mama.

Como cualquier otro tipo de cáncer, consiste en un crecimiento anómalo y descontrolado de células de nuestro propio cuerpo que, debido a mutaciones en su material genético (que pueden ocurrir por el mero azar biológico o estar propiciadas por lesiones que les hacemos), pierden la capacidad de regular su ritmo de división.

Cuando estas mutaciones ocurren y su ritmo reproductivo se altera, las células se dividen más de lo que deberían y pierden su funcionalidad, dando lugar a una masa de células con unas características morfológicas y fisiológicas distintas a las del tejido u órgano en el que se encuentran.

Esta masa de células recibe el nombre de tumor. En caso de que no afecte a la salud, no disemine a otros lugares del cuerpo y, en definitiva, no provoque daños, estaremos hablando de un tumor benigno. Si, por el contrario, empieza a dañar la salud de la persona y pone en peligro su vida, estamos ante un tumor maligno o cáncer.

Por lo tanto, el colorrectal es el cáncer que se desarrolla en las células del intestino grueso, la porción final del aparato digestivo donde ocurre la absorción de agua y la compactación de las heces. Todavía no están claros los detonantes que llevan a que las células del colon sufran las mutaciones que conducen a la formación del tumor maligno.

Esto explica la dificultad para prevenir su desarrollo y, consecuentemente, su alta incidencia. De todos modos, conociendo sus primeros síntomas y signos clínicos es más fácil detectarlo rápidamente y, por lo tanto, empezar los tratamientos cuando todavía pueden ser altamente efectivos.

Causas

El principal problema del cáncer de colon es que no están demasiado claras sus causas. No hay un detonante claro como podría ser el tabaquismo con el cáncer de pulmón o la infección por el Virus del Papiloma Humano (VPH) y el cáncer de cuello uterino. En el caso del cáncer colorrectal, si bien hay factores de riesgo, no hay una causa clara que explique su aparición.

Lo que sí se sabe es que, como sucede con la mayoría de cánceres, su riesgo de desarrollarlo aumenta con la edad, pues cuantos más años tenga la persona, más probable será que haya acumulado suficientes mutaciones en las células como para dar lugar a estos tumores.

De todos modos, pese a que no hay un detonante claro, sí que hay factores de riesgo, es decir, estilos de vida o circunstancias que hacen más propensa (estadísticamente hablando) a la persona a sufrir este tipo de cáncer.

El sedentarismo, ser mayor de 50 años, haber sufrido patologías intestinales inflamatorias, tener antecedentes en la familia (no todos los cánceres de colon se heredan, pero hay ocasiones en las que sí), llevar una dieta pobre en fibra y rica en grasas, sufrir diabetes, padecer obesidad, fumar, hacer excesos con el alcohol, ser de raza afroamericana (por simple genética, los afroamericanos tienen más riesgo de desarrollarlo), llevar una mala alimentación, comer mucha carne procesada (la roja todavía no está claro si realmente aumenta el riesgo), tener un historial de pólipos colorrectales…

Todas estas situaciones, si bien no tienen una relación tan directa como la que vemos, por ejemplo, en el fumar y el cáncer de pulmón, sí que aumentan el riesgo de sufrir cáncer colorrectal. Por ello, todo lo que sea alejarse de las situaciones de riesgo en la medida de lo posible, reducirá la probabilidad de padecerlo. Aunque hay que tener claro que esto no siempre es posible, cosa que explica que el cáncer colorrectal sea el tercer tipo de cáncer más frecuente en el mundo.

Síntomas

Como sucede en prácticamente todos los tipos de cáncer, el colorrectal no da señales de su presencia hasta etapas avanzadas. Además, cuando aparecen, los signos clínicos dependen mucho de la localización exacta del tumor, del estado de salud general de la persona, del tamaño y de muchos otros factores.

Y no solo esto. Y es que a menudo, estos síntomas pueden confundirse con los de otras enfermedades o patologías intestinales poco graves. Por ello, es muy importante estar atento a los síntomas más comunes y solicitar atención médica ante la menor duda de que sea cáncer, especialmente si se cumple con alguno de los factores de riesgo anteriormente mencionados.

Sea como sea, los síntomas más comunes del cáncer de colon son los siguientes: sangre en las heces, heces delgadas, sensibilidad y/o dolor en la zona baja del abdomen, diarrea, estreñimiento, pérdida de peso inexplicable, debilidad y fatiga, cansancio constante, gases, calambres abdominales, sangrado rectal, cambios en la consistencia de las heces…

Hay que tener en cuenta que no todas las personas sufren todos estos síntomas. Algunas experimentarán unos pocos. Por ello, es importante acudir al médico en cuanto se observe al menos uno de estos signos clínicos.

Prevención

Como hemos dicho, la prevención es difícil ya que no se conocen con exactitud las causas de desarrollar cáncer colorrectal. Pero eso no significa que sea imposible. Y aunque no sea prevención propiamente dicho, lo mejor es hacerse exámenes rutinarios una vez entrados en los 50 años, pues detectarlo en las primeras fases puede salvar la vida a la persona.

Además, los que cumplan con los factores de riesgo que hemos mencionado anteriormente, deberían considerar empezar a someterse a estos análisis incluso antes de los 50. Pero la prevención no solo está enfocada a detectarlo rápidamente, pues los cambios en el estilo de vida realmente pueden prevenir su desarrollo.

Con los consejos que presentaremos a continuación, el riesgo de padecer cáncer de colon, si bien el factor genético no puede controlarse y siempre habrá susceptibilidad, puede disminuir enormemente. Y la mayoría de estos cambios son de muy fácil aplicación.

Hacer deporte de manera regular, mantenerse en el peso adecuado para la edad y la estatura, no fumar (y si se fuma, dejarlo), moderar el consumo de alcohol, dormir las horas necesarias, incluir buenas cantidades de verduras, frutas y cereales integrales en la dieta (para tener el aporte de fibra necesario), reducir el consumo de grasas, evitar el consumo de carnes procesadas y reducir el de rojas y, en definitiva, seguir un estilo de vida saludable.

Tratamiento

Por lo tanto, seguir una vida saludable disminuye mucho el riesgo de desarrollar este y otro tipo de cánceres. Pero como la genética y el azar biológico no lo podemos controlar, siempre hay probabilidades de sufrirlo. Y en caso de que esto ocurra, hay que recordar que los tratamientos y terapias, siempre que se diagnostique rápidamente antes de que el tumor haya hecho metástasis, son realmente efectivos.

De hecho, cuando el cáncer de colon se detecta cuando todavía no ha diseminado a otros órganos, la tasa de supervivencia es de más del 90%. Cuando ya ha hecho metástasis, la supervivencia se reduce hasta el 14%.

Pero es importante recordar que, si nos hacemos análisis y exámenes rutinarios y acudimos al médico ante el menor síntoma, es prácticamente seguro que podrá ser detectado cuando los tratamientos todavía pueden garantizar esta alta supervivencia.

De forma general, el tratamiento del cáncer colorrectal consiste en una cirugía de extirpación del tumor. Si el cáncer es pequeño, se ha detectado rápido y está en una zona que lo permita, esta cirugía puede realizarse de una forma muy poco invasiva, realizándola por colonoscopia o mediante una cirugía laparoscópica (extirpándolo a través de unas pequeñas incisiones en la pared abdominal).

El pronóstico para estos pacientes es muy bueno. Y en caso de que esta cirugía poco invasiva no pueda realizarse, siguen pudiéndose hacer operaciones quirúrgicas de extirpación algo más complejas e invasivas pero que siguen teniendo un pronóstico fantástico.

Si el cáncer se ha detectado en una fase en la que la cirugía de extirpación no es suficiente, quizás sea necesario recurrir a la quimioterapia, radioterapia, inmunoterapia o una combinación de estas. Aunque son, evidentemente, terapias más agresivas, resultan efectivas en la mayoría de casos.

Pero recordemos: la prevención es nuestra mejor arma.

Referencias bibliográficas

  • Asociación Española Contra el Cáncer. (2002) “Cáncer colorrectal: una guía práctica”. AECC.

  • Calva Arcos, M., Acevedo Tirado, M.T. (2009) “Revisión y actualización general en cáncer colorrectal”. Anales de Radiología México.

  • Granados Romero, J.J., Valderrama Treviño, A., Contreras Flores, E.H. et al (2017) “Colorectal cancer: a review”. International Journal of Research in Medical Sciences.