La neumonía y la bronquitis son dos enfermedades respiratorias que, si bien suelen confundirse, tienen unas causas, síntomas y formas de tratamiento distintas. Una descripción de sus diferencias.

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Pol Bertran Prieto

Microbiólogo, divulgador científico y Youtuber

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Después de la cardiopatía isquémica y el infarto agudo de miocardio, las infecciones de las vías respiratorias son, con 3,1 millones de defunciones anuales asociadas a ellas, el tercer grupo de enfermedades que más matan en todo el mundo. Y no es de extrañar, pues el sistema respiratorio es tanto uno de los más esenciales del organismo como el que más expuesto está a los peligros del exterior.

A lo largo de nuestra vida, realizamos más de 600 millones de respiraciones, haciendo circular unos 240 millones de litros de aire por nuestro aparato respiratorio. Y con cada inhalación, estamos introduciendo sustancias (tanto partículas irritantes de humo o polvo como patógenos) que pueden dañar las estructuras respiratorias.

Y a pesar de que disponemos de un sistema inmunitario que hace frente a estos continuos ataques, hay ocasiones en las que las sustancias peligrosas ganan. Y es en ese momento que, tanto por una infección aguda como por un daño crónico causado, por ejemplo, por el tabaco, surgen enfermedades respiratorias.

En este contexto, dos de las más importantes a nivel clínico son, sin duda, la neumonía y la bronquitis. Dos patologías que, pese a que suelen confundirse, tienen unas causas, síntomas, gravedad y formas de tratamiento totalmente distintas. Así que en el artículo de hoy exploraremos y detallaremos las más importantes diferencias entre ambas patologías respiratorias.

Qué es la neumonía? Y la bronquitis?

Hemos preparado una selección de las diferencias en forma de puntos clave, pero es interesante e importante ponernos en contexto y definir, primero, la naturaleza de cada una de estas enfermedades de forma individual. Veamos, pues, en qué consiste la neumonía y la bronquitis.

Neumonía: qué es?

La neumonía es una enfermedad respiratoria que consiste en una inflamación de los sacos aéreos de los pulmones debido a una infección bacteriana, vírica o fúngica. Esta colonización de los pulmones por parte de patógenos hace que los sacos aéreos de uno o ambos pulmones se llenen de líquido y de pus.

Esto provoca tos con flema, escalofríos, dificultad para respirar, dolor en el pecho al toser o al respirar, fatiga, náuseas, vómitos, debilidad, etc. La gravedad depende del paciente, yendo desde leve hasta potencialmente mortal en personas de riesgo, que son los bebés, los niños pequeños, las personas inmunodeprimidas, pacientes con patologías previas (especialmente respiratorias) y mayores de 65 años.

La principal causa de neumonía es una infección bacteriana por parte de Streptococcus pneumoniae o, en casos más puntuales, Mycoplasma pneumoniae. De todos modos, también es común que en menores de 5 años el origen sea vírico. Las neumonías causadas por virus suelen ser debidas a una complicación de otra infección y tienden a ser leves, aunque el covid-19 puede llegar a provocar una neumonía grave. Del mismo modo, en pacientes inmunodeprimidos, la neumonía puede ser de origen fúngico: una colonización de los pulmones por parte del hongo Aspergillus fumigatus.

Sea como sea, la neumonía debe ser tratada inmediatamente y es posible incluso que la hospitalización sea necesaria para controlar el progreso y desarrollo de la enfermedad. Evidentemente, el tratamiento dependerá del agente causal (antibióticos para bacterias, antifúngicos para hongos y tratamiento de los síntomas para virus), aunque, como hemos dicho, la principal causa es la bacteriana.

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Bronquitis: qué es?

La bronquitis es una enfermedad respiratoria que consiste en una inflamación del revestimiento de los bronquios, que son cada una de las dos ramificaciones o prolongaciones de la tráquea que entran a los pulmones, siendo la autopista central de entrada del aire. Es una inflamación de las porciones intrapulmonares de la tráquea.

La bronquitis aguda es una condición muy frecuente que suele surgir como complicación de una infección respiratoria leve, como por ejemplo el resfriado. La crónica, sin embargo, suele surgir por una irritación persistente de los bronquios y está generalmente asociada al tabaquismo, convirtiéndose en una patología grave.

Los principales síntomas de la bronquitis son la tos, la expectoración de mucosidades, la dificultad para respirar, molestias en el pecho, fiebre baja, escalofríos, dolor de cabeza, malestar general… Aun así, la bronquitis aguda suele ser una condición leve que se supera por sí sola después de una semana (la tos puede durar algún tiempo más) sin necesidad de tratamiento. De todos modos, hay riesgo de que derive en una neumonía, por lo que hay que controlar su progreso.

Es más, en lo que se refiere a bronquitis aguda, siempre está causada por virus (no por bacterias ni hongos) y, generalmente, por los responsables de la gripe o del resfriado común, así que tampoco habría medicamentos que pudieran matar a los patógenos responsables. Y, por otro lado, tenemos el tabaco, la principal causa de la bronquitis crónica.

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En qué se diferencian la neumonía y la bronquitis?

Después de analizar individualmente ambas patologías, seguro que las diferencias entre ellas han quedado más que claras. Aun así, por si quieres tener la información de manera más visual y accesible, hemos preparado una selección de las principales diferencias entre neumonía y bronquitis en forma de puntos clave.

1. La neumonía afecta a los pulmones; la bronquitis, a los bronquios

La neumonía es una infección de los sacos aéreos de los pulmones. Es decir, es una enfermedad que se desarrolla en el interior de los pulmones. La bronquitis, en cambio, no llega tan “profundo”. No es una infección pulmonar, sino una inflamación de los bronquios, las ramificaciones de la tráquea que llevan el aire al interior de los pulmones.

2. La neumonía siempre es infecciosa; la bronquitis, no

Todos los casos de neumonía son debidos a infecciones generalmente bacterianas (pero también pueden ser víricas o fúngicas), mientras que la bronquitis puede ser debida o no a una infección. La bronquitis es una inflamación de los bronquios. Y esta puede ser aguda (en cuyo caso sí que se debe a una infección) o crónica (y en este caso no se debe a una infección, sino generalmente a fumar).

3. La neumonía suele estar causada por bacterias; la bronquitis, por virus

Si nos centramos en la bronquitis debida a una infección, dicha infección surge siempre a causa de los virus responsables de la gripe o del resfriado. Por ello, la bronquitis infecciosa es siempre de origen vírico.

En la neumonía, en cambio, pese a que puede ser de origen vírico en menores de 5 años (o en adultos, como por ejemplo el covid-19) o fúngico en pacientes inmunodeprimidos (como la aspergilosis), lo más habitual es que esté causada por bacterias. Streptococcus pneumoniae y Mycoplasma pneumoniae son los principales agentes responsables de la neumonía de origen bacteriano.

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Streptococcus pneumoniae.

4. La bronquitis puede ser aguda o crónica; la neumonía, solo aguda

Como hemos dicho, tanto la bronquitis como la neumonía pueden ser agudas, pero solo la bronquitis puede ser una enfermedad crónica que se prolonga durante más de 3 meses. En este caso, la causa más común de desarrollar bronquitis crónica es, pese a que la contaminación del aire, el polvo y los gases tóxicos en el lugar de trabajo pueden contribuir, es fumar cigarrillos.

5. El tabaco puede provocar bronquitis pero no neumonía

El tabaco es uno de los agentes cancerígenos más dañinos. Y, como hemos visto, la principal causa detrás de la bronquitis crónica. Aun así, pese a que puede provocar una inflamación de los bronquios, nunca llega a provocar una neumonía como tal. No olvidemos que la neumonía siempre se debe a un proceso infeccioso.

6. La bronquitis es más común que la neumonía

La bronquitis es una enfermedad menos común que el resfriado (más que nada porque se estima que cada año hay más de 35.000 millones de casos de resfriado en todo el mundo) pero más frecuente que la neumonía. Y es que mientras que la neumonía tiene una incidencia de entre 2 y 10 casos por cada 1.000 habitantes, la bronquitis presenta una incidencia de 4,7 casos por cada 100 habitantes.

7. Los síntomas de la neumonía son peores

Los síntomas de la bronquitis suelen reducirse a una fiebre baja (menos de 38 ºC), tos, ligera dificultad para respirar, molestias en el pecho, fatiga y producción excesiva de mucosidades. La neumonía, en cambio, va más allá y se manifiesta con fiebre alta (más de 38 ºC), dolor en el pecho al respirar, escalofríos, náuseas, vómitos, diarrea e intensas (en algunos casos) dificultades para respirar.

8. La bronquitis no suele complicarse; la neumonía, sí

La bronquitis aguda, igual que pasa con el resfriado, casi nunca acarrea complicaciones. Es cierto que puede derivar en una neumonía, pero esto es muy raro y solo sucede en casos aislados en la población de riesgo. La neumonía, en cambio, sí que tiene complicaciones más frecuentes y, además, graves.

La neumonía puede derivar en un derrame pleural (acumulación de líquido en la pleura, que puede requerir de un drenaje), bacteriemia (las bacterias pueden pasar de los pulmones a la sangre, dando lugar a una situación extremadamente peligrosa), absceso pulmonar (acumulación, en alguna cavidad del pulmón) o insuficiencia respiratoria.

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9. La bronquitis es una enfermedad leve; la neumonía, grave

Por todo lo que acabamos de ver, podemos llegar a la conclusión de que la bronquitis aguda es una enfermedad generalmente leve (la bronquitis crónica es más grave que la aguda); mientras que la neumonía es una condición que, especialmente en la población de riesgo (pero también puede ser grave en población sana), puede llegar a ser muy grave y poner en verdadero peligro la vida de la persona. La letalidad de la neumonía se sitúa entre el 5% y el 10%.

Siempre que la bronquitis no derive en una neumonía (caso muy poco común), no hay de qué preocuparse. Los síntomas desaparecen tras 7-10 días y, aunque la tos pueda permanecer algunas semanas, todo vuelve a la normalidad.

10. La neumonía siempre requiere de tratamiento; la bronquitis, rara vez

La bronquitis no tiene que tratarse casi nunca. Es de origen vírico, así que tampoco habría medicamentos para curarla, pero no importa, puesto que la inmensa mayoría de los casos mejoran por sí solos en apenas una semana. Pueden tomarse medicamentos como el paracetamol para aliviar los síntomas, pero rara vez se necesitan tratamientos en hospital.

La neumonía es otro tema. Tiene que tratarse sí o sí y es posible incluso que sea necesaria la hospitalización, dando una terapia basada en la administración de antibióticos (recordemos que suele ser de origen bacteriano) y el control de las complicaciones respiratorias. Además, después del tratamiento, la recuperación completa y desaparición de la sensación de cansancio puede tardar más de un mes en llegar.