La neumonía es una inflamación de las vías aéreas inferiores, generalmente a causa de una infección bacteriana o vírica. Este cuadro se puede clasificar con base en muchas variables.
Samuel Antonio Sánchez Amador
Biólogo y divulgador científico
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Desde un punto de vista clínico, la neumonía se puede definir como una inflamación aguda del parénquima pulmonar, en la que los alvéolos y bronquiolos se taponan por el acúmulo de un exudado fibrinoso. Debido a que la gran mayoría de los eventos son de naturaleza infecciosa, el dolor en el pecho y la falta de aire también pueden ir acompañados de signos y síntomas como fatiga, fiebre, debilidad y escalofríos.
La palabra “neumonía” impone respeto en las regiones de alto ingreso por lo grave del cuadro, pero en las zonas más empobrecidas, esta condición a veces es sinónimo de muerte. Sin ir más lejos, las infecciones transmisibles en las vías respiratorias inferiores son la segunda causa de muerte en todo lugar sin medios sanitarios férreos, tal y como indica la OMS. Este cuadro es el responsable del 15% de las defunciones neonatales y se cobra un millón de vidas infantiles al año.
Sobre todo en infantes, adultos inmunodeprimidos y ancianos, la neumonía puede llegar a convertirse en un grave problema. Con base en estas premisas, hoy te presentamos los 10 tipos de neumonía y sus características.
Cómo se clasifica la neumonía?
Cabe destacar que, en la neumonía, el principal agente causal de la sintomatología es el propio sistema inmunitario del paciente, no solo los componentes víricos o bacterianos que puedan infestar los revestimientos de las vías respiratorias inferiores. Los macrófagos asentados en esta región son los encargados de hacer frente a los agentes foráneos, y en las etapas iniciales, en ellos se encuentra la causa del cuadro clínico.
Los macrófagos fagocitan microorganismos, pero también inducen una respuesta inflamatoria, al unirse mediante sus receptores de membrana a los compuestos propios del patógeno. Al reconocerlo, este cuerpo celular sintetiza citoquinas como la TNF-a, IL-8 y IL-1, lo que atrae a los neutrófilos al lugar de infección. Todo esto desencadena la inflamación tisular y, por ende, la dificultad respiratoria y dolor en el pecho antes citados.
Esta condición puede ser multifactorial, y además, es posible clasificarla según el lugar de contagio, la afectación anatomopatológica, la reacción del huésped, el tipo de huésped o el ámbito de adquisición de la patología. A continuación, te contamos las características de estas tipologías más importantes. No te lo pierdas.
1. Neumonía según el agente causal
En esta categoría, podemos distinguir cada tipo de neumonía según el agente etiológico: virus, bacterias, hongos y otros parásitos. Diseccionamos las particularidades de cada una de ellas.
1.1 Neumonía vírica
Las infecciones víricas de las vías respiratorias superiores son algunas de las patologías más prevalentes en todo el mundo. Sin ir más lejos, del 20 al 50% de la población mundial (según el grupo etiológico consultado) tiene gripe en cualquier momento y lugar dados. Aunque tradicionalmente no se han asociado estas condiciones a síntomas comunes de la neumonía (se creía que solo el 3% de los casos víricos desembocaban en ella), a día de hoy se sabe que del 15 al 54% de las neumonías adquiridas en la comunidad son de origen víral.
1.2 Neumonía bacteriana
En personas adultas, el agente causal más común de una neumonía es una bacteria. Sin duda, la especie más citada en el diagnóstico de este cuadro clínico es Streptococcus pneumoniae, un estreptococo gram-positivo, inmóvil y de forma ovalada. Se conocen más de 90 serotipos de S. pneumoniae, pero los responsables del 80% de las infecciones neumocócicas invasoras (entre las que se encuentra la neumonía) son unos 12.
Además de este agente patógeno, los géneros Staphylococcus, Klebsiella y Legionella también pueden causar cuadros de tipo neumonía. Como la mayoría de casos se asocian a una infección bacteriana, los antibióticos suelen ser el camino a seguir.
1.3 Neumonía fúngica
Algunos hongos del género Aspergillus (A. niger, A. flavus, A. nidulans o A. terreus) son capaces de provocar un cuadro conocido como aspergilosis, que se puede presentar (entre otras cosas) en forma de una neumonía atípica (aspergilosis pulmonar invasiva). En este cuadro, las hifas fúngicas invaden los pulmones y se diseminan a otros órganos en el 30% de los casos. El pronóstico es fatal, incluso con el tratamiento adecuado.
1.4 Neumonía por otros parásitos
Algunos parásitos pluricelulares (como nemátodos) pueden llegar a infestar los pulmones. Por ejemplo, las larvas de la especie Ascaris lumbricoides son capaces de ingresar de forma errónea durante su ciclo epidemiológico en las vías respiratorias inferiores, lo cual provoca una variante rara del cuadro denominada “neumonía eosinofílica”. En su recorrido por el sistema sanguíneo del hospedador, otros patógenos también pueden acabar por error en los pulmones, en lugar de llegar al intestino o el órgano objetivo.
2. Neumonía según el lugar de adquisición
Esta distinción, aunque no lo parezca, es extremadamente importante. Los patógenos que habitan en el medio urbano no son los mismos que proliferan en los ambientes hospitalarios, así que saber dónde se ha contraído la neumonía siempre es uno de los primeros pasos para el tratamiento. A continuación, desgranamos las tipologías en este ámbito.
2.1 Neumonía en la comunidad (o extrahospitalaria)
La neumonía adquirida en la comunidad (NAC) es una infección aguda del parénquima pulmonar que afecta a pacientes no hospitalizados. A nivel diagnóstico, se espera de este cuadro clínico la aparición de fiebre, síntomas respiratorios y la presencia de infiltrados pulmonares en la radiografía de tórax.
La NAC puede ser típica (bacteriana por los agentes ya nombrados) o atípica (de tipo vírico o bacteriano inusual). Es una de las infecciones más comunes durante la infancia, ya que afecta de 1.000 a 4.000 infantes por cada 100.000 niños en la edad pediátrica al año. De todas formas, el pronóstico suele ser positivo si se recibe el tratamiento a tiempo.
2.2 Neumonía adquirida en el hospital
La variante que se adquiere en el ambiente intrahospitalario. Los pacientes que desarrollan este tipo de neumonía son susceptibles de presentar la infección debido a cirugías torácicas, sistema inmunitario debilitado (condiciones o tratamientos inmunosupresores), enfermedades pulmonares prolongadas, problemas de broncoaspiración o el hecho de estar conectado a un respirador.
3. Neumonía según la afectación anatomopatológica
En última instancia, hacemos un recorrido rápido por las variantes de las neumonías según el foco de infección.
3.1 Neumonía alveolar
Este tipo de neumonía afecta múltiples alvéolos (los pequeños sacos de aire que se encuentran al final de los bronquiolos y es donde se produce el intercambio de gases), que se encuentran llenos de exudado, pudiendo incluso comprometer un lóbulo completo. De todas formas, los bronquiolos están bastante respetados en este cuadro clínico.
3.2 Neumonía multifocal o bronconeumonía
En este caso, se ven implicados tanto los bronquios como los bronquiolos y los alvéolos. De todas formas, los focos infecciosos se encuentran en segmentos múltiples, pero no en un lóbulo pulmonar completo. El agente patógeno más común de esta variante es S. aureus.
3.3 Neumonía intersticial
La neumonía intersticial forma parte de un grupo de trastornos variados inflamatorios y difusos de las vías aéreas inferiores, con cuadros de fibrosis y cicatrización tisular asociados. Se puede concebir como idiopática (no se conoce el motivo) o de causa conocida. La neumonía intersticial inespecífica (NII) es uno de los tipos más graves, ya que la tasa de supervivencia no suele superar los 5 años una vez se alcanza la fibrosis.
3.4 Neumonía necrotizante
Es una entidad muy poco frecuente, provocada por una cepa especial de la bacteria S. aureus. Se caracteriza por un fallo respiratorio grave y extenso, rápidamente progresivo a neumonía y necrosis pulmonar hemorrágica.
Resumen
En resumidas cuentas, la neumonía se puede categorizar de muchas formas, desde la zona de presentación hasta la etiología, pasando por el lugar de infección, la reacción del huésped (supurada/fibrinosa), el tipo de huésped (inmunocompetente/inmunocomprometido) y el pronóstico, entre otras muchas cosas.
Como hemos dicho, esta condición puede quedarse en un susto y un mal trago en los países de alto ingreso, pero en las regiones empobrecidas supone la segunda causa de muerte tanto en niños como en adultos. Sin duda, son necesarios tratamientos estandarizados que combatan las infecciones pulmonares (mínimo bacterianas) en los países más pobres, incluso si la infraestructura sanitaria es nula. Miles de vidas se pueden salvar si esto se llega a cumplir.
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