El de pulmón es el tipo de cáncer más frecuente en el mundo: se diagnostican anualmente 2 millones de casos. De estos, muchos son evitables.

IMG_256

Pol Bertran Prieto

Microbiólogo, divulgador científico y Youtuber

IMG_257

Temas relacionados

  • Cáncer

  • Pulmones

Cada año se diagnostican en el mundo 2 millones de nuevos casos de cáncer de pulmón, convirtiéndose no solo en el más frecuente, sino también en el que más muertes provoca.

De hecho, el cáncer de pulmón es responsable de más defunciones que el de colon, próstata y mama juntos. La razón de su elevada mortalidad es que afecta a la funcionalidad de los pulmones, que son los órganos vitales encargados tanto de captar oxígeno para todo el organismo como de eliminar el dióxido de carbono, el cual resulta tóxico.

Sabemos que el tabaquismo está detrás de la mayoría de casos de cáncer de pulmón, aunque sigue desconcertando a los científicos ya que también puede aparecer en personas que nunca han fumado.

Por ello, en el artículo de hoy haremos un repaso de la naturaleza del cáncer de pulmón, detallando tanto sus causas como la sintomatología más común, así como las formas de prevenir su aparición, las técnicas para diagnosticarlo y los tratamientos disponibles.

Qué es el cáncer de pulmón?

Todo cáncer consiste en un crecimiento anómalo y descontrolado de las células de nuestro propio organismo, las cuales, debido a una mutación en su material genético, pierden la capacidad de coordinar y regular adecuadamente sus ciclos de división.

Cuando crecen más de lo que deben se forma un tumor, el cual puede ser benigno si no provoca daños y/o no se disemina a otros lugares o bien puede ser maligno. En caso de que comprometa la viabilidad del órgano en el que se encuentra, hablamos de cáncer.

El cáncer de pulmón es todo aquel tumor maligno que empieza en las células de los bronquios, unas prolongaciones de la tráquea que penetran en los pulmones y que se encargan de hacer llegar el aire a los alvéolos, los pequeños sacos donde ocurre el intercambio de gases.

Se trata del tipo de cáncer más común en el mundo ya que las células de los bronquios están continuamente expuestas a los contaminantes del medio, los cuales pueden actuar como cancerígenos, es decir, aumentando las probabilidades de que las células pulmonares sufran mutaciones que deriven en estos crecimientos tumorales.

Además, es también el más letal ya que los pulmones son órganos vitales para que todo el cuerpo reciba oxígeno y elimine el dióxido de carbono. Que esta funcionalidad se pierda a causa de un tumor pone en grave peligro la vida de la persona, pues compromete la viabilidad de todos los órganos y tejidos del cuerpo.

El cáncer de pulmón es más frecuente en fumadores y suele aparecer en adultos mayores. No suelen diagnosticarse demasiados casos antes de los 45 años de edad.

Causas

Como ya sabemos, el consumo de cigarrillos está detrás de la mayoría de casos de cáncer de pulmón, especialmente en fumadores activos, aunque los pasivos también corren un riesgo mayor de desarrollarlo en algún momento de su vida. De hecho, entre el 80% y el 90% de los cánceres de pulmón aparecen en fumadores.

Cuantos más cigarrillos se fumen al día y antes se empezara a fumar, mayor será la probabilidad de que en la edad adulta se sufra cáncer de pulmón. Y esto es así porque el humo del tabaco está lleno de sustancias cancerígenas.

Dentro de un cigarrillo hay más de 7.000 sustancias químicas distintas. De estas, al menos 250 son tóxicas para el cuerpo y unas 70 han demostrado dañar las células pulmonares y aumentar el riesgo de desarrollar cáncer. Al principio, el cuerpo sabe reparar ese daño, pero con el tiempo es muy difícil evitar que las células sufran mutaciones.

Por lo tanto, la principal causa del cáncer de pulmón es el tabaquismo. Sin embargo, también puede aparecer en personas que no han fumado nunca ni han convivido con fumadores, en cuyo caso las causas no están demasiado claras. Se cree que en estos casos, el origen del cáncer sería por una compleja interacción entre la genética y el entorno.

De todos modos, se sabe que hay algunos factores de riesgo más allá del tabaquismo, los cuales son: tener antecedentes familiares, exposición prolongada al asbesto (un mineral utilizado en la construcción), exposición al gas radón y otros carcinógenos… En general, cualquier inhalación prolongada de tóxicos puede dañar las células pulmonares y aumentar el riesgo de desarrollar cáncer.

Síntomas

Los síntomas no suelen aparecer en las fases más tempranas. Y cuando lo hacen, la sintomatología puede confundirse con la de algunos trastornos respiratorios menos graves, por lo que es importante solicitar atención médica ante la menor duda; especialmente si se está en la población de riesgo: fumadores de más de 45 años.

Sea como sea, los signos clínicos más comunes del cáncer de pulmón son los siguientes:

  • Dolor torácico

  • Tos persistente

  • Tos con sangre

  • Debilidad y fatiga

  • Pérdida de peso involuntaria

  • Dificultad para respirar

  • Silbidos al respirar

  • Pérdida de apetito

  • Dolor de cabeza

  • Dolor en los huesos

  • Ronquera

A menudo pueden aparecer otros síntomas, aunque no son tan comunes y tienden a surgir en las etapas más avanzadas del cáncer: parálisis facial, dolor en las articulaciones, hinchazón de la cara o extremidades, cambios en la voz, defectos en las uñas, caída de los párpados, problemas para tragar…

Pero estas son solo las señales que alertan de la presencia del tumor. La razón por la que es un cáncer tan letal se debe a las complicaciones en las que puede derivar, las cuales sí representan problemas graves de salud.

Complicaciones

Como hemos dicho, los pulmones son unos órganos muy importantes pero también son altamente sensibles. Cuando un tumor maligno se desarrolla en su interior, su funcionalidad se ve afectada, algo que tiene implicaciones en la salud de todo el organismo.

A continuación veremos las principales complicaciones que pueden derivar del cáncer de pulmón, las cuales explican por qué es tan letal.

1. Insuficiencia respiratoria

El cáncer de pulmón provoca falta de aire ya que las vías respiratorias principales pueden bloquearse dependiendo de la naturaleza del tumor. Con el tiempo, es posible que esta dificultad para respirar derive en una insuficiencia respiratoria, una situación en la que los pulmones son incapaces de captar el oxígeno suficiente para satisfacer las necesidades del organismo. Esta condición es muy grave y suele resultar mortal para el afectado.

2. Sangrado de las vías respiratorias

El daño en las células pulmonares puede provocar sangrados en las vías respiratorias, una condición que se conoce como hemoptisis y que se traduce con una tos con sangre. Se trata de una condición grave que requiere de tratamiento inmediato ya que si el sangrado es intenso, puede poner en peligro la vida de la persona.

3. Metástasis

El cáncer de pulmón suele diseminarse a otros órganos, es decir, hacer metástasis. Puede desplazarse a los huesos, el cerebro u otros órganos y dar lugar una sintomatología acorde al lugar al que ha diseminado.

Cuando el cáncer de pulmón ha hecho metástasis, ya no se puede curar. Los tratamientos van enfocados a aliviar los síntomas y a prolongar la vida del paciente.

4. Derrame pleural

El cáncer de pulmón puede provocar un derrame pleural, es decir, que se acumule líquido en las capas de tejido que recubren los pulmones y la cavidad torácica. Esto provoca un dolor agudo y dificultad para respirar.

Para evitar que esta situación derive en trastornos más graves, es necesario realizar un drenaje del líquido, pues es una condición que requiere de atención inmediata.

Prevención

El cáncer de pulmón es, quizás, el tipo de cáncer más fácilmente prevenible ya que 9 de cada 10 casos son debidos al tabaquismo. Por lo tanto, la prevención más efectiva consiste en no empezar a fumar o, en caso de que se haga, dejar de hacerlo.

Si no se fuma, el riesgo de desarrollar cáncer de pulmón es mucho menor. Además, es importante evitar la exposición de segunda mano al tabaco, verificar los niveles de gas radón en tu casa, evitar la exposición a sustancias cancerígenas en el trabajo, etc.

De todos modos, hemos dicho que algunos casos aparecen en personas que, al menos aparentemente, no se han expuesto nunca a carcinógenos. En este caso, la prevención es más difícil, aunque como para todos los cánceres, el riesgo disminuye mucho si se siguen unos hábitos de vida saludables, es decir, llevando una dieta sana y haciendo ejercicio físico.

Diagnóstico

La detección de un cáncer de pulmón empieza cuando la persona sufre los síntomas anteriormente mencionados y solicita atención médica o cuando un médico, durante un examen rutinario, sospecha de la presencia de un tumor.

En primer lugar, se realiza alguna prueba de diagnóstico por imágenes, pues una radiografía puede revelar algún crecimiento anómalo en los pulmones. En caso de que los resultados no sean del todo fiables, puede realizarse una tomografía computarizada (TC), la cual puede indicar la presencia de masas de células más pequeñas que una radiografía no puede detectar.

En caso de que sigan habiendo dudas o el médico necesite confirmarlo, se realiza la prueba del esputo. Se analiza una muestra de esputo mediante técnicas de histología, pues una visualización en el microscopio puede revelar la presencia de células cancerosas.

Posteriormente, si se necesita tanto confirmar como rechazar la presencia de un tumor, se puede realizar una biopsia, es decir, extraer una muestra de tejido pulmonar en la zona donde se cree que hay el tumor. Esta muestra se analiza en el laboratorio y se acaba de afirmar que la persona sufre cáncer de pulmón o no.

Tratamiento

En caso de que se haya confirmado la presencia de un cáncer en los pulmones, el tratamiento debe empezar lo antes posible, pues cuanto antes se inicie, mayor será la probabilidad de que resulte exitoso, reduciendo también el riesgo de que la persona sufra las complicaciones anteriormente vistas.

Si el cáncer se ha detectado en sus primeros estadíos - cosa que no es muy común - y esté localizado en un punto muy concreto de los pulmones, quizás sea suficiente con una cirugía de extracción del tumor.

Si el cáncer es demasiado grande y/o hay riesgo de que haya empezado a diseminarse, lo más probable es que la cirugía no sea suficiente y el médico tenga que recomendar someterse a quimioterapia, radioterapia, inmunoterapia, administración de medicamentos o una combinación de varios.

De todos modos, por los motivos que hemos presentado anteriormente, el tratamiento no siempre es exitoso ya que es difícil evitar que surjan las complicaciones más graves. Esto hace que sea uno de los tipos de cáncer con menor tasa de supervivencia aunque se administren tratamientos. Por ello, la mejor arma es la prevención.

Referencias bibliográficas

  • Asociación Española Contra el Cáncer. (2005) “Cáncer de pulmón: Una Guía práctica”. AECC.

  • Mustafa, M., Azizi, J., Illzam, E. et al (2016) “Lung Cancer: Risk Factors, Management, And Prognosis”. IOSR Journal of Dental and Medical Sciences.

  • European Lung Foundation. (2016) “Cáncer de pulmón”. ELF.