Cuando un foco canceroso empieza a propagarse a uno o varios órganos distintos del que se inició, hablamos de metástasis. Explicamos todos los detalles acerca de esta complicación del cáncer.
Samuel Antonio Sánchez Amador
Biólogo y divulgador científico
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La metástasis es un término que hace alusión a un foco canceroso que se ha propagado a un órgano distinto del que se inició. Es esta capacidad de dispersión la que hace del cáncer una enfermedad letal, pues se calcula que más del 90 % de las muertes en pacientes por cánceres no detectados se debe a la metastatización de estos.
Hoy tenemos enfrente nuestro a uno de los términos más temidos por la población general, pues por desgracia el cáncer es una enfermedad que, lejos de desaparecer, se extiende por la sociedad cada vez más en lo que a conocimiento y epidemiología se refiere. La incidencia anual de esta enfermedad (número de casos nuevos) es de casi 500 pacientes por cada 100.000 personas. Una cifra de vértigo.
Por ello, aunque no queramos mirar a este monstruo a los ojos, es necesario conocer los mecanismos que conducen a la muerte del paciente por una patología tan dura como es el cáncer. El conocimiento es poder, y desde luego, el primer arma para poder abordar la enfermedad desde un punto de vista médico.
Metástasis: el peor de los desenlaces
No podemos comenzar a hablar de la metástasis sin definir algunos términos en lo que al cáncer se refiere. Esta enfermedad responde a un conjunto de patologías relacionadas que derivan del crecimiento ininterrumpido atípico de algunas células de un tejido, las cuales se diseminan a otros órganos con el paso del tiempo.
En un proceso cancerígeno, el recambio celular se ve trastocado y funciona de forma atípica, pues células que deberían morir no lo hacen y cuerpos celulares nuevos se forman cuando no son necesarios, lo que produce los tumores que por desgracia tan bien conocemos.
Las células cancerosas están menos especializadas que las normales e ignoran los procesos de apoptosis (muerte celular programada). Esto sumado a que suelen ser capaces de evadir el sistema inmune del paciente, es un cóctel cuanto menos letal sin el tratamiento adecuado.
Algunas cifras
El vínculo entre la metástasis y el cáncer es absoluto, pues toda metástasis proviene de un cáncer, pero no todo cáncer termina derivando en ella. Te presentamos algunos datos en lo referente a esta patología recogidos por la Organización Mundial de la Salud.
El cáncer es la segunda causa de muerte del mundo. En el 2015 se produjeron casi 9 millones de defunciones. Una de cada seis muertes es por cáncer.
Cerca del 70 % de las muertes por esta enfermedad se producen en países de ingreso medio y bajo.
El tabaquismo es el principal factor de riesgo, pues se asocia con el 22 % de las muertes en pacientes con procesos cancerígenos.
Cánceres como el de pulmón, unificando todas sus variantes, presentan una tasa relativa de supervivencia del paciente tras cinco años de un 23 %.
El 92 % de las muertes por cánceres no detectados se debe a la metastatización de estos.
Como podemos ver, estamos ante un panorama desolador. Las cifras del cáncer en mujeres han aumentado un 1 % con respecto al año pasado, pero aún así, cada vez se sabe más acerca de la enfermedad y los factores de riesgo que la predisponen. Por ejemplo, se calcula que un tercio de los casos se encuentran asociados a un índice corporal elevado, una dieta inadecuada, falta de ejercicio, tabaquismo y alcoholismo.
El mecanismo de la metástasis
Una vez asentadas las bases de esta enfermedad, el proceso de metastatización se entiende de forma mucho más sencilla. Como ya hemos adelantado previamente, este se caracteriza por la migración de las células cancerígenas a un tejido diferente del que se han originado.
Normalmente, este proceso comienza cuando estas células de crecimiento atípico se desprenden del tumor original, migran por el sistema circulatorio o linfático y se asientan en un nuevo tejido, replicándose también de forma descontrolada en él. Es importante acotar que el nuevo tumor comparte características con el primero, pues están compuestos por los mismos tipos celulares.
Así pues, un cáncer de mama que se ha diseminado al hígado se considera un cáncer de mama metastásico y no un cáncer de hígado. Algunos de los factores que promueven este proceso son los siguientes:
El tipo de cáncer, pues algunos son más proclives a diseminarse que otros.
La velocidad de crecimiento del tumor.
Otros factores intrínsecos y extrínsecos a la enfermedad.
Además, algunos tipos de cáncer tienden a diseminarse a partes específicas del cuerpo. Por ejemplo, los procesos tumorales malignos en el recto y el colon tienen más probabilidades de propagarse al hígado y a los pulmones que a cualquier otra parte del cuerpo.
Las fases de la metástasis, a su vez, se pueden definir en cinco sencillos pasos que suceden en “cascada”. Estos son los siguientes:
Disociación: una célula tumoral se separa del tumor primario y escapa de su área.
Invasión: las células cancerígenas se infiltran en el estroma y migran a través de la membrana basal que constituye el endotelio de vasos sanguíneos.
Intravasación: las células tumorales entran al sistema vascular tras haber superado la barrera de la matriz extracelular.
Extravasación: el paso por el cual se diseminan estos cuerpos celulares a otros órganos.
Dormancia: estas células pueden permanecer “silenciosas” en los nuevos tejidos durante varios años antes de expresarse.
Como podemos ver, como si de un parásito sintiente se tratara, las células cancerígenas sortean todas las barreras físicas necesarias para poder infiltrarse por el torrente sanguíneo y diseminarse.
Qué promueve la metastatización?
Estamos ante una cuestión que no tiene una respuesta tan sencilla como se podría esperar, pues por desgracia, mucha información en el mundo del cáncer nos es aún desconocida. Artículos de revisión bibliográfica, por ejemplo, subrayan que existe una importante correlación entre la probabilidad de metástasis y ciertos grupos de genes presentes en las células del tumor primario (que se expresan, por ejemplo, con proteínas de adhesión, motilidad celular y actividad proteasa degradadora de la matriz).
Estos cambios genéticos a nivel celular son probablemente transitorios o permanentes, que promueven que una célula tumoral alcance un estado metastásico. Por ejemplo, estudios han descubierto que un gen localizado en el cromosoma 7 puede estar ampliamente relacionado con este proceso. La proteína producida por este gen, denominada “twist”, es esencial para la formación de tejidos embrionarios, pero se desactiva por completo cuando el feto ya está formado.
Esta proteína no existe en las células normales de un individuo adulto ni en las que conforman el tumor primario, pero al parecer, sí que están presentes en los cuerpos celulares metastásicos. Vamos más allá, pues cuando se inoculan células metastásicas en animales de laboratorio con el gen productor de “twist” desactivado, estos desarrollan un tumor primario pero no un fenómeno metastásico. Cuando la inoculación de cuerpos celulares se hace con el gen activo, los animales desarrollan tanto un tumor primitivo como la metástasis en sí misma.
También se ha descubierto que, para que este temido proceso se produzca, es esencial un proceso de angiogénesis, es decir, la formación de vasos sanguíneos alrededor del tumor, lo que le aporta nutrientes y oxígeno y permite el posterior transporte de la célula a otros tejidos mediante el torrente sanguíneo.
Conclusiones
Como hemos podido observar, aún nos queda un largo camino como sociedad para entender los mecanismos del cáncer y cómo combatirlo. Aunque estudios tales como el del gen codificador de la proteína “twist” sean esperanzadores, los propios investigadores subrayan que hay otros muchos genes reguladores con propiedades similares, que sin duda han de ser investigados, pues es más que probable que jueguen papeles esenciales en la diseminación del cáncer.
También existen múltiples trabajos médicos encargados de identificar los genes tanto promotores como supresores de la metástasis, pues por ejemplo, hace más de 10 años que se descubrió el primer gen supresor de la “cascada metastásica” antes nombrada, el NM1.
A pesar de todos estos frentes abiertos, el ser humano juega una batalla encarnizada contra el cáncer: los recursos y el tiempo son limitados, y la obtención de conocimiento es el primer paso para poder combatir la enfermedad con eficacia. Desde luego, la bibliografía es extensa y el número de investigaciones abiertas astronómico, por lo que no queda más que confiar en el método científico y esperar.
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