El cáncer de cuello uterino es el tercer tipo de cáncer más común en mujeres y es el que se desarrolla en la parte inferior del útero. Muchos de los casos son prevenibles.
Pol Bertran Prieto
Microbiólogo, divulgador científico y Youtuber
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Pese a ser una enfermedad exclusiva de las mujeres, el cáncer cervicouterino está entre los 10 tipos de cáncer más comunes del mundo. De hecho, cada año se diagnostican cerca de 570.000 nuevos casos, siendo el tercer cáncer más frecuente entre el sexo femenino.
La principal característica que hace que este cáncer se diferencie de los demás es que la causa primordial es tener una infección por el Virus del Papiloma Humano (VPH), un patógeno de transmisión sexual. Por ello, pese a que como veremos puede venir provocado por otros factores, se trata de un cáncer prevenible cuidando las relaciones sexuales.
A continuación estudiaremos la naturaleza del cáncer cervicouterino, analizando tanto sus causas como la sintomatología, así como las estrategias de prevención, el diagnóstico y los tratamientos disponibles.
¿Qué es el cáncer cervicouterino?
El cáncer de cuello uterino, de cérvix o cervicouterino es el tumor maligno que se desarrolla en las células del cuello uterino, que es la región inferior del útero que desemboca en la parte superior de la vagina. Es frecuente en mujeres a partir de los 30 años.
Como cualquier tipo de cáncer, consiste en un crecimiento anómalo y descontrolado de células de nuestro cuerpo, las cuales, debido a mutaciones que sufren en su material genético, pierden la capacidad de regular sus ciclos de división.
Con el tiempo, este descontrol en la división celular hace que se forme una masa de células que ha crecido en exceso y que no tiene ni la morfología ni fisiología del tejido u órgano en el que se encuentra. En caso de que no provoque daños, hablamos de un tumor benigno. Pero si pone en peligro la salud de la persona, estamos ante un tumor maligno o cáncer.
La mayoría de los casos de este cáncer están causados por una infección por el Virus del Papiloma Humano (VPH), y teniendo en cuenta que el contagio puede ser prevenido teniendo prácticas sexuales seguras y recibiendo una vacuna frente a este virus, el cáncer de cuello uterino puede considerarse una enfermedad, en parte, prevenible.
Causas
La causa de todo cáncer es la aparición de mutaciones en las células de nuestro organismo. En ocasiones, estas surgen por el mero azar o sin un detonante claro. Pero en otras, el motivo de los daños celulares que conducen a la formación de un tumor sí que se pueden localizar. Y este es uno de esos casos.
Igual que sabemos que el tabaco es el detonante de la mayoría de casos de cáncer de pulmón o que muchos cánceres de piel son debidos a la exposición prolongada al sol, también sabemos que detrás de muchos cánceres de cuello uterino hay una infección por VPH que aumenta el riesgo de desarrollar esta enfermedad.
Por lo tanto, la principal causa del cáncer de cuello uterino es estar infectado por el virus del papiloma humano. Se trata de un patógeno de transmisión sexual que, si bien el sistema inmune suele combatirlo antes de que cause daños, es posible que unas cuantas partículas víricas se “escondan” durante un tiempo en el interior de las células del cuello uterino.
Esto hace que, con el tiempo, las células que albergan a los virus empiecen a sufrir daños en su material genético que pueden derivar en la formación de un tumor. Es decir, es el virus “camuflado” el que detona la aparición de esta enfermedad oncológica.
De todos modos, hay que tener en cuenta también que hay casos que se diagnostican en personas sin el virus y que hay personas infectadas por VPH que jamás desarrollan el cáncer de cuello uterino, por lo que la propia genética, el entorno y el estilo de vida juegan un papel muy importante.
En resumen, estar infectada por el virus no es una sentencia de sufrir este cáncer ni estar libre del virus es una garantía de no padecer nunca este tumor. Eso sí, el virus aumenta en gran medida el riesgo.
Por lo tanto, existen factores de riesgo, la mayoría relacionados con la probabilidad de contagiarse por el virus del papiloma humano: sexo sin protección, muchas parejas sexuales, empezar a tener relaciones sexuales a una edad temprana, tener el sistema inmune debilitado, fumar, sufrir otras enfermedades de transmisión sexual...
Síntomas
En etapas iniciales, el cáncer de cuello uterino no da síntomas ni señales de su presencia, por lo que es importante hacerse pruebas de forma periódica para detectarlo en estadios tempranos. Ya en fases más avanzadas, el cáncer cervicouterino se manifiesta de la siguiente manera:
Sangrado vaginal anormal entre periodos
Sangrado vaginal después de las relaciones sexuales
Sangrado vaginal después de la menopausia
Flujo vaginal acuoso, con sangre y de olor fétido
Dolor pélvico
Normalmente, sin embargo, los problemas no suelen ir a más hasta que el cáncer ha diseminado a la vejiga, los intestinos, el hígado e incluso los pulmones, en cuyo caso el tratamiento ya es mucho más complicado.
Notar dolor de espalda inusual, debilidad y fatiga, hinchazón en una pierna, pérdida de peso, dolor en los huesos, pérdida de apetito… Estos suelen ser indicadores de que el cáncer de cuello uterino está avanzando hacia una fase más peligrosa y debe buscarse atención médica inmediatamente.
Prevención
En la mayoría de casos, el cáncer de cuello uterino es prevenible. A continuación presentamos las mejores maneras de reducir el riesgo de sufrirlo, aunque es importante recordar que a veces aparece sin causa aparente, en cuyo caso la prevención es más difícil.
1. Vacunaciones
Disponemos de una vacuna que nos protege frente a los principales tipos de virus del papiloma humano (VPH) responsables de la mayoría de casos de cáncer de cuello uterino. Por ello, ante la duda de si estás o no vacunado, consulta tu calendario de vacunaciones y, en caso de que no te hayan puesto nunca la vacuna, solicítala.
2. Practicar sexo seguro
Usar condón reduce enormemente las probabilidades de sufrir un contagio por el virus del papiloma humano y, por lo tanto, de desarrollar cáncer cervicouterino. Además, limitar la cantidad de parejas sexuales y asegurarse de que estas no hayan practicado conductas sexuales de riesgo es una buena manera de reducir todavía más el riesgo de ser infectado por el virus.
3. Hacerse exámenes médicos
La mayoría de casos de cáncer de cuello uterino pueden ser tratados con éxito si se detectan a tiempo. Por ello, con una frecuencia que determinará tu médico, es muy importante que te sometas a citologías vaginales periódicas, pues es la mejor manera de detectar crecimientos anómalos en la región de forma precoz.
4. Adoptar hábitos de vida saludables
Sabemos que el tabaquismo es un factor de riesgo en el desarrollo de algunos cánceres de cuello uterino. Por ello, es importante no empezar a fumar o, en caso de que se hiciera, dejar de hacerlo. Además, llevar una dieta rica y equilibrada e incluir el ejercicio físico en la rutina diaria reduce todavía más el riesgo de sufrir este y otros tipos de cáncer.
Diagnóstico
Dada su elevada incidencia, se recomienda que las mujeres mayores de 21 años empiecen a someterse a exámenes para detectar la presencia de células precancerosas y actuar antes de que la persona desarrolle el cáncer. Durante estas pruebas, el médico realizará un raspado del cuello uterino para analizar las muestras y encontrar anormalidades y, además, se hará una prueba de detección de VPH.
Si hay sospechas de que pueda haber un tumor cervicouterino, se realizará un examen completo, que consistirá en una biopsia, es decir, una extracción de tejido del cuello uterino.
Si el médico confirma que la persona sufre cáncer cervicouterino, el siguiente paso es determinar en qué etapa se encuentra, pues esto es básico para iniciar un tratamiento u otro. Esto se consigue mediante radiografías, resonancias magnéticas, tomografías computarizadas y exámenes visuales de la vejiga y el recto.
Tratamiento
En caso de que el médico haya determinado que el cáncer se encuentra en una etapa temprana y/o no hay riesgo de que haga - o haya hecho - metástasis a otros órganos o tejidos, es posible que la cirugía sea suficiente.
El procedimiento quirúrgico dependerá del tamaño, de la etapa y del deseo de la mujer de tener o no hijos. Puede realizarse extirpando únicamente el tumor, extirpando todo el cuello uterino o extirpando tanto el cuello uterino como el útero. Estas dos últimas opciones imposibilitan que la mujer pueda quedar embarazada en el futuro.
En la mayoría de casos, la cirugía es suficiente, pues si la detección llega a tiempo (que es lo habitual) no suele ser necesario hacer tratamientos más invasivos. De todos modos, hay ocasiones en las que, o bien porque ha hecho metástasis o hay riesgo de que lo haga, la cirugía no puede curar a la persona.
En este caso, el paciente deberá someterse a un tratamiento por quimioterapia, radioterapia, inmunoterapia, administración de medicamentos o una combinación de varios.
De todos modos, lo más probable es que la cirugía sea suficiente siempre que se respeten los exámenes rutinarios. Pero es que como hemos visto, muchos casos ni deberían darse ya que este es uno de los cánceres más prevenibles.
Referencias bibliográficas
Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades. (2019) “Cáncer de cuello uterino”. CDC.
European Society for Medical Oncology. (2018) “¿Qué es el cáncer de cuello uterino? Déjenos responder a algunas de sus preguntas”. ESMO.
American Cancer Society. (2020) “Cervical Cancer Causes, Risk Factors, and Prevention”. Cancer.org
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